"Elites españolas"
Hace quince anos que emigré a Alemaiila con mi mujer y dos chiquitines. Y la cabeza llena de planes, por supuesto. Uno de mis suenos más codiciados: catapultar a mis hijos a los más altos estratos académicos. ¿Qué ha ocurrido entre tanto? Lo del cuento de la lechera. Y es que, claro, en mis españolísimos cálculos yo no había previsto lo siguiente:
1. Que en Alemania, al concluir la llarnada escuela básica, todos los niños normales, sin excepción, son clasificados inexorablemente en una de estas tres ramas: el Gymnasium que conduce, en caso favorable, a la universidad; la Realschule, que desemboca, en caso favorable, en las profesiones o títulos de grado medio, y la Hauptschule, que lleva de la mano, en caso favorable, a los oficios.
2. Que tal clasificación se realiza en todas las escuelas germanas con arreglo a las facultades del alumno, sin que incidan en ella, por lo común, al menos en ese momento, otros determinantes.
Pues bien, a lo largo de estos años han ido cobrando forma en mi mente los siguientes interrogantes:
a) ¿Qué suerte o papel nos habría reservado el destino a millares de universitarios españoles si hubiéramos tenido que someternos a semejante tamiz?
b) ¿Podemos estar seguros de no haber venido usurpando en la universidad y en la sociedad puestos que habrían correspondido por derecho a otros españolitos?
c) ¿Cabe hablar en rigor de hombres selectos donde no ha habido una selección verdadera que abarcara en igualdad de condiciones a todos y cada uno de los hijos del país?
d) ¿No se deberá el secular atraso de nuestra patria, entre otras cosas, a la inevitable mediocridad de sus mal y restrictivamente seleccionadas minorías?
e) ¿No estará acaso justificada en este contexto la tradicional desconfianza del pueblo español en sus -vana y compensatoriamente- engreídas elites? I
Berlín occidental.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.