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La crisis política

De repente, la sorpresa. Leopoldo Calvo Sotelo, cuyos contactos con Adolfo Suárez tienen variedad de escenarios posibles, como confirman los datos de la semana, decide fotografiarse con su antecesor en un lugar más solemne: la Moncloa. Dos horas de conversación, porque los temas políticos son inagotables, y un balance gráfico, ya que no informativo. Para la llamada clase política, para UCD, para los observadores, la imagen tiene elocuencia. Es como la fotografia de un giro político, si es que los giros políticos pueden fotografiarse.Trasciende después que las grandes de la patronal y de la banca han celebrado conversaciones con Agustín Rodríguez Sahagún, presidente del partido centrista, ex directivo de la CEOE y hombre de confianza de Suárez. Se matiza en un periódico madrileño que "la patronal y el sector financiero prefieren a Calvo Sotelo como interlocutor". Pues que vayan a la Moncloa. Pero no. Esta vez aceptan díalogar, con la seríedad que implica el alto nivel de las personalidades que cenan (los presidentes de los siete mayores bancos), "a través" de Rodríguez Sahagún, el cual, a su vez, celebra un contacto posterior, también en forma de cena, con Carlos Ferrer Salat, el presidente de CEOE. Todo, un caudal de impresiones y entedimientos por la vía subalterna del partido que los suaristas controlan, mientras se apaga la estrella de Antonio Garrigues Walker y se adopta en un clima relajado, por la ejecutiva centrista, el principio de que todas las jersonas afines a la ideología de UCD deben ser invitadas a colaborar con el partido.(...)

28 de septiembre.

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