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Críticas moderadas del PNV al Gobierno en la celebración del Alderdi Eguna

Con notable moderación al referirse al tema de los pactos autonómicos y las relaciones con el Gobierno central, pero con firmeza en su convicción de que Euskadi, incluida Navarra, es una nación, se presentaron el domingo los líderes del Partido Nacionalista Vasco (PNV) a sus militantes y simpatizantes, que en número aproximado a 125.000 se concentraron en Ayegui (Navarra), al pie del histórico Montejurra carlista, para celebrar el Alderdi Eguna (día del partido). La lluvia persistente no pudo enfriar la euforia peneuvista de verse, una vez más, sin competencia en su capacidad de convocatoria popular.

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«No hay agua ni lluvia que pueda apagar este fuego», gritó el presentador del acto cuando, en medio de un chaparrón, no se movió ni un alma de la campa. Escuchando atentamente bajos los paraguas, la militancia peneuvista, llegada desde todas las provincias vascas, siguió el, acto político, parte central de la fiesta. La dirección del partido y el Gobierno vasco habían planificado muy bien los efectos de la ,caja de resonancia que es cada año el Alderdi Eguna.Conscientes, como dijo el propio Garalkoetxea, de que sus intervenciones iban a ser, "leídas con lupa", partido y, Gobierno vasco,se habían impuesto la necesidad de mostrarse en sus intervenciones moderados al referirse a los pactos autonómicos. Una hora antes, del acto,en el hotel Iratxe, situado frente a la campa elegida para la fiesta, se fijó el planteamiento del acto político: firmeza en el fondo, en los objetivos de que el estatuto no puede rebajarse, pero ausencia de acritud y flexibilidad en lo que significa su desarrollo y disposición a aceptar gradualismos y tiempos en el mismo proceso.

Había razones suficientes para adoptar esta actitud. Los negociadores vascos, que se reúnen el próximo día 5 en otro encierro similar al de Segovia, creen que hay algunas esperanzas de, que, como ocurriera en el caso de la ley orgánica de Financiacion de las, Comunidades Autónomas (LOFCA), antes del final del proceso parlamentario se pueda introducir una disposición adicional en la ley orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA) o enmendar algunos artículos del texto (fundamentalmente los 1, 2 y 4).Puede decirse que se cumplió lo previsto. Xabier Arzallus, sin palabras duras ni expresiones destempIadas, afirmó que el PNV sería el primero en alegrarse de que fuera verdad, como afirma el Gobierno central, que ni los pactos ni la LOAPA van a recortar las cotas del Estatuto vasco, «pero queremos verlo escrito». añadió. Arzallus calificó el estatuto como un « pacto abierto al futuro». «Un compromiso», dijo, «que estamos dispuestos a respetar, pero no a dejarlo socavar».

Arzallus advierte

Arzallus no pudo, sin embargo, reprimir, una advertencia al Gobierno y al PSOE. «Si con cosas como la LOAPA, la LAU y los pactos autonómicos estropean o que quisieron arreglar en su día nosotros, con toda serenidad, con toda firmeza, tendremos que vol ver a la reclamación inicial»; y en este sentido, al referirse a algunas medidas de presión, en las que no fue, excesivamente explícito y sí prudente, insinuó que se podría adoptar una fórmula del estilo de la célebre máxima foral: «Se obedece, pero no se cumple».Aún más discreto sería Carlos Garaikoetxea al referirse al tema de los pactos autonómicos, que valoró como «un intento de poner techos al camino que hemos elegido». Luego manifestó que, si es grave la posición de un Gobierno que afronta la tarea de incumplir un compromiso histórico adoptado hace apenas dos años, es tanto o más grave que un partido que hoy está en la oposición llegue a firmar «pactos antiautonómicos", "¿Qué nos hará»,se preguntó, «el día que le toque gobernar?».

El lendakari había puesto el dedo en la llaga nacionalista: el PSOE, partido al que el PNV está dedicando, desde la firma de los pactos, las más duras críticas, más aún, si cabe, que al Gobierno central.Las palabras decepción, fraude y hasta traición se utilizan para hablar de la actuación del PSOE al firmar dichos pactos.«Nunca les podremos perdonar lo que han hecho; la decepción que nos ha producído su actuación, tras cuarenta años de andar de la mano con ellos», había dicho Arzallus en vísperas del Alderdi Eguna.

Arzallus en la campa, hizo una encendida defensa del Estatuto y de sus posibilidades:«Hemos conseguido el convenio económico y estamos a punto de hacer lo mismo con la policía vasca. Ahora nos proponemos la televisión y la radio y terminaremos con la manipulación de los que se creen dueños del mundo».

No hubo, sin embargo, recato en los lideres peneuvistas al referirse, con toda firmeza, al criterio nacionalista de que Euskadi es una nación y que Navarra forma parte inequívoca de la misma. Estas afirmaciones ganaban aún en significado al ser amplificadas por los altavoces en tíerras de Navarra. Garaikoetxea, que afirmó hablaba sin complejos y «sin temor a que me critiquen de injerencia en mi propia tierra", volvió a reivindicar una Euskadi con Navarra. Manifestó su fe absoluta en que "los vascos de tierra meridional tengan también conciencia de que somos un pueblos, de que somos una nación y de que no hay ley, no hay división circunstancial y mucho menos un ministro que diga que sentirse una nación es antidemocrático».

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