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Gente

Eugenio Alés,

diputado provincial de UCD en Sevilla, no es hombre de buena-suerte. Ya el 23-F le sorprendió en Valencia, donde el taxista que le recogió en el aeropuerto fue el primero en informarle del intento de golpe de Estado. En el mismo taxi se volvió de inmediato a Sevilla, con lo que la broma le costó 25.000 pesetas. Además, el vehículo no disponía de radio, y Alés se convirtió así en uno de los pocos españoles que no siguieron los acontecimientos desde las primeras horas. Siete meses después, el diputado ha sufrido la intoxicación de los mejillones. Como tantos otros ciudadanos, pero con una diferencia: él los comió directamente en El Grove, tras participar en la reunión de los Clubes Liberales, informa José Aguilar. Que se sepa, Eugenio Alés no ha consumido aceite de colza desnaturalizado.

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