Vicent-Gil Albert
Le envío estas líneas en mi calidad de escritor, colaborador de Prensa y granadino (aunque residente en Madrid durante diecisiete años).Acabo de leer en EL PAIS de hoy (17 de septiembre de 1981), en la página diez, la carta que le envía desde Granada Sebastián Pérez Linares. En ella le hace constar la protesta, de la que se hace portador, de los intelectuales granadinos por las alusiones que Manuel Vicent hacía de Proust, Gide y los efebos en su Inventario de verano con Juan Gil-Albert (EL PAIS, 5 de septiembre de 1981).
El texto del señor Pérez Linares está lleno de santa indignación por las malévolas y hasta venenosas insinuaciones de Vicent, advirtiendo, finalmente, al periodista escritor de que nuestra patria ha de volver a ser lo que ha sido antes de tanta chabacanería...
La advertencia final del señor Pérez Linares está fuera de lugar en una persona que se considera intelectual. Respecto a los gustos literarios, pues... no vamos a hablar. A él no le gusta la literatura de Vicent y a mí sí. Se acabó.
Pero, sinceramente, lo que no se puede es dejar caer ese texto como de todos los intelectuales gránadinos. Se deduce, falsamente, que se trata de un muestrario de tridentinos irredentos. Para aclarar este asunto, en que queda en tela de juicio el sentido estético-político de muchos granadinos, sería necesario que el señor Pérez Linares volviera al tema dejando claro, de forma inequívoca, lo siguiente:
1. ¿Quién le ha dado patente de corso para considerarse intelectual? Que explique su curriculum vitae, que aporte datos de su obra creativa en la literatura, el arte o el pensamiento. (Que yo sepa, y nos conocemos, sus contactos circunistanciales con la cultura estuvieron, hace unos veinte años, al frente de un cargo político en la jefatura provincial del Movimiento, en Granada, y últimamente como encargado de una galería de arte financiada por una entidad de ahorro granadina. Que yo sepa, nada más.)
2. Que haga públicos los nombres de los intelectuales granadinos de cuya protesta se ha hecho portador, y si al decir granadinos se refiere sólo a los que viven en Granada o si, por el contrarío, ha contado con los que lamentablemente se encuentran fuera de la ciudad, por mil razones que no vienen al caso./
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