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Solidaridad llega a un acuerdo con el Parlamento polaco sobre la autogestión

En vísperas del comienzo de la segunda fase del congreso de Solidaridad, que está previsto para el próximo sábado, la presidencia del sindicato independiente polaco dió anoche luz verde en la ciudad de Gdansk a una fórmula de compromiso elaborada el día anterior por la comisión parlamentaria que estudia el tema de la autogestión, según anunció anoche la agencia de prensa polaca Pap.

El acuerdo. que aún deberá ser ratificado en la sesión plenaria del sindicato, versa sobre el conflictivo tenia de la elección del director de las empresas. Se ha pactado una vía intermedia, que permite, en ciertos casos, que el director sea nombrado por el personal y ratificado por el Gobierno, v en otros que las autoridades le designen y los obreros puedan ejercer el derecho de veto.No obstante, el Gobierno se reservará, de acuerdo con Solidaridad, el derecho a nombrar por sí solo a los directivos de ciertas empresas, cuya identidad no ha sido revelada.

Se trata de la primera coincidencia entre autoridades y sindicalistas desde hace semanas y antes de conocerse esta noticia el clima era de total ruptura de diálogo entre Solidaridad y el Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista).

El vice primer ministro, el periodista Mieczyslaw Rakowski, encargado de las relaciones con los sindicatos, habla dado por "enterrado" horas antes la comprensión mutua, por entender que se había eliminado "toda posibilidad de negociar de igual a igual".

La contestación al viceprimer ministro por parte de Solidaridad ha sido inmediata, y ayer el secretario nacional del sindicato, Andrzej Celinski, acusó en Rzeszow a las autoridades de "haber roto todos los puentes" para lograr un diálogo y "desencadenar una campaña de Prensa que demuestra su desinterés en la negociación", informó France Presse en Varsovia.

Estas manifestaciones de fuerza del POUP, necesarias ante las exigencias de los partidos hermanos, contrastan con una declaración de un miembro del Comité Central, Valerlan Solinski, que en una revista juvenil polaca reconoce que el POUP sólo tiene el poder político sobre el papel. Solinski llega a decir que el POUP tendría que estar preparado para actuar transitoriamente como partido de oposición.

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En esta situación de tensa espera llegó ayer a Varsovia el vi ceprimer ministro soviétivo, Nikolai Baibakov, encargado de la Planificación en la Unión Soviética (Gosplan).

A pesar de que las conversaciones versen sobre la forma de reducir el déficit de la balanza comercial entre la URSS y Polonia, que se fijará para el año próximo en sólo 300 millones de dólares, se da por descontada la importancia política de la visita. Baibakov, reponsable de la economía de su país y con peso específico en el Gobierno soviético de Nikolal Tijonov, sucede en Varsovia a los responsables del sector ideológico, Mijail Suslov, y del diplomático, Andrei Gromiko.

Por otra parte, la dirección de Solidaridad se reunió ayer en Gdansk, después de varios aplazamientos, para discutir la situación planteada por el ultimátum soviético y la preparación de la segunda fase del congreso.

Todo ello en unos momentos en que se ha declarado una guerra de cartas entre polacos y obreros del Este. El New York Times informó ayer de una carta de la factoría Hoz y Martillo, de Moscú, que denuncia "la falta de respeto a la memoria de los 600.000 soviéticos que murieron para liberar Polonia". Por su parte, la sección ferroviaria de Solidaridad, apoyada por los sindicatos de Varsovia y Wroclaw, entre otros, enviaron cartas insistiendo que los obreros del Este visiten Polonia y terminen "con las mentiras que se difunden" sobre Solidaridad.

El clima es especialmente tenso en Radom, donde un incendio provocado destruyó ayer parte de las instalaciones de Solidaridad en esta ciudad, una de las más conflictivas y donde los obreros mantienen abierta una disputa con las autoridades sobre la represión durante las huelgas de 1976.

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