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Detenidos en Italia los dirigentes de un instituto que vendía felicidad

Juan Arias

Parecía gente inofensiva, serena. Ofrecían la receta de la felicidad con pasquines por las calles. Bastaba un curso al año, que costaba de las 60.000 a las 140.000 pesetas, para obtener una purifícación completa del cuerpo y del espíritu sin demasiados sacrifios, sin ayunos ni disciplinas, sin largas oraciones. Y, sin embargo, todos los dirigentes de la Hubbard Dianetic Institute acaban de ser conducidos a la cárcel por los carabineros de Roma.

A estos hombres, responsables de uno de tantos institutos que ofrecen hoy fáciles recetas de felicidad, la autoridad judicial les ha puesto las esposas acusándoles de estafa continuada, de ejercicio abusivo de la profesión médica y de suministrar a sus adeptos medicinas imperfectas.Han acabado en la cárcel desde el presidente del Consejo de Administración de la Hubbard Dianetic Institute, que posee centros en toda Italia y e

varios países del extranjero, al tesorero y al responsable del curso Purification roundawn. En total, han sido encarcelados ocho dirigentes del instituto. La alarma la dio a los carabineros el médico romano Aldo Mannucci, acusando a los responsables del instituto de haber estafado a sus dos hijos, Lucía y Marco.

La estafa de la felicidad

Parece ser que las famosas promesas de felicidad se resolvían en una auténtica estafa. Se pagaban hasta más de 100.000 pesetas, y a los que se afiliaban se les ofrecían sólo unas pocas saunas, un poco de footing y unas medicinas misteriosas que en realidad eran sólo sales de potasio con un poco de vitaminas.

El instituto se presentaba como una obra inocua, con «finalidades ético- religiosas para obtener la felicidad en este mundo». Pero ahora que sus dirigentes han acabado en la cárcel, quienes han empezado a temblar son toda una serie de médicos que, al parecer, habían sido engañados y habían colaborado con el instituto sin saber en realidad de qué se trataba. Ahora temen ser acusados de connivencia con una estafa a gran escala.

Por su parte, los carabineros y magistrados, después de este descubrimiento, piensan estudiar más a fondo toda una serie de instituciones similares, que, aprovechándose de la buena fe de la gente sencilla y de la imperiosa búsqueda de la felicidad en una sociedad violenta y neurótica, se hacen de oro presentándose oficialmente con el carné de finalidades «ético-religiosas».

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