El ITE, un freno al desarrollo del mercado interbancario
España es el único país de la OCDE en el que existe un gravamen sobre las operaciones del mercado interbancario. Desde finales del año 1979, la autoridad económica ha aplicado a estas operaciones, que en los últimos años han contribuido a desarrollar en alguna medida el sistema financiero español, el impuesto sobre el tráfico de empresas (ITE) encareciendo de esta forma un mercado en el que se opera ya de por sí con márgenes muy estrechos.A lo largo de estos últimos años, las autoridades españolas, y el Banco de España de forma particular, han patrocinado una reforma gradual y progresiva del sistema financiero del país, tratando así de adecuarlo a las normas más usuales en los países de la Comunidad Económica Europea, de la que España formará parte un día no lejano. Dentro de este proceso de modernización y de cambio, las autoridades españolas permitieron en su día la entrada de bancos extranjeros en el sistema bancario español, con la finalidad de dotar de mayor competencia al mercado financiero y permitir un mayor grado de innovación en las operaciones que se realizan en el país en materia de financiación.
.Este proceso ha sido, a mi juicio, algo más lento de lo que algunos hubiéramos deseado, aunque la lentitud venga justificada por la necesaria prudencia que las autoridades económicas deben adoptar cuando se trata de introducir cambios en el sistema, y también por las resistencias que la introducción de estas nuevas modalidades operativas encuentran en algunos sectores del sistema financiero.
Dentro de los mecanismos de financiación que la presencia de la banca extranjera ha estimulado se encuentra, sin duda, el mercado interbancario, soporte fundamental de nuestra actividad, ya que las limitaciones legales que en su día se nos impusieron para operar en el país no nos dejan a los bancos extranjeros más opción que recurrir de forma masiva y mayoritaria al mercado interbancario, en el que otros bancos nos prestan fondos con los que poder realizar nuestra actividad.
Pero el desarrollo del mercado interbancario difícilmente podrá lograrse de forma satisfactoria mientras no se permita de una forma más intensa el arbitraje. El arbitraje puede definirse como la actividad que realizan los responsables de la tesorería de las instituciones financieras para captar o prestar fondos en función del precio del dinero y de los plazos de los préstamos, aprovechando los márgenes de los tipos de interés entre operaciones activas y pasivas, con la posibilidad adicional de realizar operaciones de activo y de pasivo con plazos heterogéneos, es decir, financiando -por ejemplo- créditos a plazo con fondos del mercado día a día o viceversa. Se trata de una práctica totalmente usual en los mercados financieros de todo el mundo, especialmente intensa en centros financieros como Londres, Nueva York o París. Sin embargo, el arbitraje tiene en las actuales condiciones un coste que lo hace casi prohibitivo y que impide un desarrollo adecuado de este interesante mercado, debido a la existencia del ITE como gravamen, hasta tal punto que anula o incluso excede en su coste de los márgenes, de por sí estrechos, con que opera este tipo de mercados.
El mercado interbancario en España se ha ido desarrollando progresivamente en estos últimos años, primero con operaciones día a día; más tarde, la entrada de las cajas de ahorro en dicho mercado facilitando recursos a plazo y de la banca extranjera amplió de forma notable la capacidad operativa del interbancario. Pero los estrechos márgenes con los que se opera y la implantación del ITE han dejado a este tipo de transacciones financieras en una difícil situación, hasta el punto de poder afirmar que sin la supresión del ITE el arbitraje no va a poder realizarse con verdadera profundidad y, por tanto, el mercado interbancario verá muy reducida la posibilidad de su desarrollo.
La inexistencia de impuestos sobre las operaciones interbancarias en otros sistemas desarrollados y la necesidad, cada día sentida por más instituciones, de desarrollar un mercado del dinero con toda la riqueza de matices que ha llegado a alcanzar en otros países, son dos motivos bastante consistentes para estudiar la conveniencia de la eliminación de esta traba fiscal, que puede originar más inconvenientes que ventajas, y que representa un freno adicional a la capacidad operativa de la banca extranjera en España.
Por último, la reciente creación de sociedades mediadoras, cuya puesta en marcha representa un loable esfuerzo de modernización y ampliación de nuestro mercado financiero, se verá seriamente limitada, sin un desarrollo auténtico del arbitraje y sin la desaparición del ITE aplicado a las operaciones interbancarias, con lo que una medida que, en principio, es buena, como la creación de estas sociedades, corre el riesgo de quedar invalidada si no se eliminan las trabas que dificultan su actividad.
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