La oposición egipcia considera que Sadat ha destruido su imagen conciliatoria
Un primer grupo de dirigentes integristas musulmanes y coptos implicados en los incidentes confesionales que dieron origen a la detención de 1.500 personas en los primeros días de septiembre en El Cairo, Alejandría y otras localidades egipcias será sometido hoy a interrogatorio, en el marco de la campaña desencadenada por el presidente Anuar el Sadat contra la oposición religiosa y laica.
Esta última se considera ahora en condición de "legítima defensa" contra el Rais y asegura que dispone de apoyos considerables en el país y fuera de él, niega que esté decapitada y afirma que el presidente egipcio se enfrenta a una delicada situación, incluso en las propias esferas del régimen, al haber destruido su imagen conciliatoria.Bajo una apariencia de calma, Egipto vive de lleno una tensa situación social y política, susceptible de desembocar, a corto plazo, en una nueva ola de incidentes, más grave que la ocurrida en junio, en el barrio popular cairota de Zawia-el-Hamra, cuando ortodoxos coptos e integristas musulmanes habían protagonizado un conato insurreccional, según la tesis oficial, que acabó con un saldo de una docena de muertos y múltiples heridos.
Según los medios de la oposición religiosa, cerca de 5.000 personalidades políticas y religiosas han sido encarceladas por las autoridades egipcias; en gran parte, han sido acusadas de relacionarse con los diplomáticos soviéticos expulsados el pasado jueves para participar en un compló destinado a desestabilizar el régimen de Sadat.
Un tribunal especial militar ha sido creado por orden del presidente, según se afirma en medios de la oposición, para juzgar a varios oficiales de las fuerzas armadas que han sido acusados de sedición.
Las autoridades cairotas han negado esas alegaciones y el propio ministro de Defensa, general Abdel Halim Abu Ghazala, ha declarado recientemente que las fuerzas armadas egipcias se hallan indefectiblemente al lado del Rais, mientras la Prensa gubernamental solicitaba de los "detractores" la mención de los nombres de todos los oficiales supuestamente arrestados.
Uno solo de estos nombres, el del capitán de navío Mohameed Alí Achafie, pariente de un antiguo vicepresidente, ha sido dado a conocer, hasta ahora, por la oposición.
El régimen egipcio se propone, con toda evidencia, dar la mayor espectacularidad a los interrogatorios de los dirigentes religiosos detenidos.
Dos de ellos, Omar el Telmessani, editor de la revista integrista Al Daura, suspendida oficialmente, y Helmi el Gazar, emir de las cofradías estudiantiles vinculadas a los Hermanos musulmanes, han sido acusados de sedición por las autoridades, quienes les reprochan haber utilizado la Prensa integrista y las propias mezquitas para predicar en favor de la instauración de un régimen islámico por la violencia y de haber atizado la subversión confesional.
Dos sacerdotes de confesión copta figuran también en el primer paquete de detenidos que será sometido hoy a interrogatorio por el procurador general. A ambos se les reprocha haberse servido de la iglesia para sembrar la discordia en el seno del país.
Este último término constituye un motivo central en las argumentaciones de los medios oficiales para justificar la campaña de represión desatada por Sadat. Sorprende también la reiteración con que este último se refiere reiteradamente a su condición de padre y protector de su familia adorada, compuesta por los 43 millones de egipcios.
Optica paternalista
Dentro de esa óptica paternalista, el dirigente egipcio se ha referido a los incidentes entre coptos e integristas como a un hecho menor "que sucede en el seno de todas las familias", agregando que algunos elementos sediciosos se habrían aprovechado entonces para sembrar discordia.Los elementos coptos, que componen sólo el 10% de la población, no parecen excesivamente descontentos de la represión desatada contra los integristas musulmanes, aunque se declaran profundamente afligidos por la destitución del papa Chenuda III. Los coptos admiten que, debido a su condición minoritaria, son demasiado vulnerables y necesitan dar prueba de realismo.
Los fundamentalistas musulmanes creen que el apoyo de los líderes coptos en libertad a Sadat no constituye sino una decisión oportunista destinada a poder reorganizarse y proteger su difícil supervivencia en el seno de un país árabe como Egipto.
De forma reveladora, y a pesar de que la oposición copta es, en grandes líneas, desestimada por el régimen como una fuerza política de envergadura, la Prensa gubernamental ha acusado a la Iglesia copta de haber firmado en 1979 un acuerdo secreto con las Milicias Falangistas Libanesas de Camile Chamun, para facilitar el entrenamiento de 1.300 voluntarios coptos egipcios en los campos del Frente Nacional Libanés.
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