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Fraga puede forzar al Gobierno a un nuevo debate con votación sobre el envenenamiento masivo

El Pleno de la colza puede tener todavía un epílogo políticamente interesante si uno de los protagonistas de la sesión, Manuel Fraga, portavoz de Coalición Democrática (CD), presenta, dentro del plazo que termina mañana, la moción que anunció poco antes de que concluyera el debate, como consecuencia de no haberle satisfecho la respuesta del Gobierno a la interpelación que abrió la discusión parlamentaria sobre el, envenenamiento por aceite de colza desnaturalizado. La probable moción, que debería someterse a votación, podría rentabilizar políticamente el precedente de que los miembros del Gobierno puedan ser sometidos a reprobación individualizada del Parlamento.

El reglamento del Congreso de los Diputados establece que, cuando el interpelante no quede satisfecho con la respuesta gubernamental, «puede presentar una moción» durante los tres días siguientes a la sesión en que se le conteste. La interpelación fue defendida por el portavoz de CD el día 15, pero Fraga tuvo buen cuidado de advertir que hasta que no concluyera toda la discusión sobre la intoxicación, no estaría en condiciones de decir si se encontraba satisfecho por la respuesta del Gobierno, y si presentaría moción.Esta manifestación de Fraga se produjo en la noche del día 18, poco antes de que finalizara el debate, por lo que el plazo concluirá mañana, domingo. Es posible también que Fraga renuncie a presentar la moción, pero en todo caso su anuncio abre un paréntesis de expectación en el Gobierno y la oposición, ya que una nueva solicitud de condena individualizada de alguno de los ministros relacionados políticamente con el envenenamiento sería difícilmente soportable por el Gabinete Calvo Sotelo, incluso contando con que la propuesta fuera rechazada. La admisión de la moción del portavoz de CD está, por otra parte, garantizada en principio, ya que los mismos cinco miembros de la Mesa -tres socialistas, un comunista y uno de CD-, que dejaron en minoría a los cuatro centristas para la admisión de la enmienda socialista de reprobación a cinco ministros, aceptarían seguramente, la propuesta de Fraga, que debería debatirse y someterse a votación en un próximo Pleno de la Cámara.

En medios de distintos grupos parlamentarios se consideraba ayer que la resistencia del Gobierno a presentar una comunicación que hubiera abierto un debate ordenado y único sobre el envenenamiento por aceite tóxico, puede terminar desencadenando que dicho debate se celebre, gracias a la utilización habilidosa de las posibilidades parlamentarias que la Constitución y el reglamento permiten. Esta sería, según tales fuentes, una respuesta a la argumentación gubernamental, explicada con insistencia y afán de convencer por el ministro de Justicia, Pío Cabanillas, según el cual todas las fórmulas reglamentarias son lícitas y no pueden descalificarse por el hecho de que no se adapten a los deseos de la oposición.

EL PAÍS intentá ayer obtener de Manuel Fraga, que se encontraba en Perbes (La Coruña), información sobre su decisión definitiva en relación con la moción anunciada y con su contenido, que reglamentariamente debe ser «congruente con el objeto de su interpelación». En la interpelación se denunciaba la desastrosa situación alimentaría española y las responsabilidades administrativas y políticas respecto al envenenamiento por aceite de colza desnaturalizado. No fue posible comunicar con Fraga, quien previamente a su viaje a Galicia había manifestado a Europa Press que su grupo no estaba dispuesto a que, por una interpretación excesiva y no autorizada por la Constitución sobre la moción de censura, «se pretenda que los ministros y el Gobierno no puedan ser criticados y controlados por las Cámaras».

Sea cual sea la decisión de Fraga en relación con esta posible moción, lo cierto es que el precedente del sometimiento de cinco ministros a la reprobación del Parlamento abre nuevas posibilidades a la oposición para intentar desgastar al Gobierno o para forzarle a coaliciones o pactos parlamentarios que hasta ahora se ha negado a realizar.

Los apoyos nacionalistas

Los únicos apoyos recibidos por el Gobierno para evitar la reprobación de cinco de sus ministros provinieron de la Minoría Catalana y del Partido Nacionalista Vasco (PNV), además del ex ministro Clavero. En el caso del PNV, su actitud parece justificada en el temor a que el precedente del Parlamento de Madrid pueda aplicarse en el Parlamento vasco. Para la Minoría Catalana, junto al hecho de que gran parte de sus enmiendas fueron aprobadas, pesó el deseo de ser congruentes con lo que establece el artículo 120 del reglamento del Parlamento catalán, que impide la tramitación de mociones de censura encubiertas. Además, las clientelas electorales vasca y catalana no han sido prácticamente afectadas por el envenenamiento.

El líder socialista, Felipe González, manifestó ayer, en Tenerife, según informa nuestro corresponsal Carmelo Martín, que la actitud nacionalista responde a la configuración de una gran operación de derecha, en la que intervienen, de distintos modos, la CEOE, Fraga y la Minoría Catalana, todos ellos vinculados a «fuerzas de intereses que siempre les lleva a coaliciones de derechas».

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