Una agencia para el consumo

Un nuevo organismo para los asuntos del consumo, sin algunas ideas cuya aplicación pueda transformar los hábitos de nuestros funcionarios, estaría condenado al mismo tipo de existencia vegetativa que los ya existentes, pues -como el asunto del aceite venenoso ha puesto de manifiesto- lo que con frecuencia falta en España no son organismos, sino los resultados que justifiquen su razón de ser. A mí me parece que lo que se necesita es la creación de una agencia estatal que tuviera como función: informar al público sobre los departamentos ministeriales competentes en cada caso; proporcionar asesoramiento legal; estimular y acoger la acción privada; iniciar las investigaciones necesarias para determinar la peligrosidad o el fraude tan pronto como se produzcan; instar a los gobiernos civiles y al ministerio fiscal para su persecución, y, por último, promover la organización de asociaciones de consumidores y, en su caso, de perjudicados, tanto por las manipulaciones de industriales y comerciantes como por la inactividad de los que, cobrando por realizar una misión, no la cumplen.Tal tipo de organismo habría de tener suficiente autoridad e independencia, por lo que habría de depender directamente del Parlamento, o del defensor del pueblo, cuya puesta en funcionamiento aparece ya como absolutamente urgente./