Bloqueada reglamentariamente la posibilidad de una condena global al Gobierno en el Parlamento
El Congreso de los Diputados no formulará ninguna valoración política sobre el Gobierno en su conjunto en relación con el envenenamiento por aceite tóxico, sobre el que ayer continuó debatiendo el Pleno de la Cámara, y ni siquiera será puesto a votación un texto comunista que proponía la condena de todo el Gabinete. La Mesa del Congreso decidió ayer, en un descanso de la sesiónn negarse a la tramitación de dicha propuesta, por considerar que se trata de una «moción dé censura encubierta».
Por lo demás, la segudna jornada de discusión parlamentaria sobre el aceite adulterado -que constinuará hoy- fue premiosa y anodina, y sólo se levantó el tono del debate cuando subió a la tribuna de oradores el líder socialista Felipe González y denunció la gravedad de la catástrofe nacional que el envenenamiento significa y el caos administrativo que la ha permitido y que se refleja en la propia comparecencia gubernamental ante la Cámara.La enmienda propuesta por los comunistas a su propia moción pretendía, según informó EL PAIS pasado día 15 del presente mes que el Congreso de los Diputados condenara la gestión y la actuación general del Gobierno en todo lo relativo a la intoxicación alimentada por aceite de colza». Este texto ~ fundamentaba en los artículos 98.2 y 108 de la Constitución, que establecen la dirección por el presidente del Gobierno de la acción el Gabinete y la responsabilidad solidaria del Gobierno en su gestión política ante el Congreso de los diputados.
En el fondo del planteamiento parlamentario del llamado Pleno e la colza estuvo desde el primer momento la posibilidad de exigencia o no de responsabilidad política al Gabinete. Las propuestas de la izquierda se encaminaban en esta dirección, y así, la socialista solicito la "reprobación» de cinco miembros del Gobierno. La propuesta más radical de los comunistas fue guillotinada ayer por la Mesa del Congreso al negarle el trámite parlamentario. El presidente de la Cámara, Landelino Lavilla comunicó al diputado comunista Jordi Solé Tura la decisión de la Mesa. Solé manifestó que el Gobierno pretende escurrir el bulto», y acusó al presidente de la Cámara de cubrir esta estrategia. Landelino Lavilla replicó que se trataba de una cuestión ténica, ya que la enmienda comunista encubría una moción de censura, cuyo trámite está específica ente previsto en la Constitución. Solé Tura manifestó a los periodistas que con esta decisión se impide Pleno de la Cámara tomar una -cisión cuantificable sobre la actuación del Gobierno en su conjunto en relación con el envenenamiento por aceite tóxico. Añadió que, a partir de este momento, la discusión se convierte en un «debate sin pena ni gloria».
La actitud de Fraga
Previamente a la decisión de la lesa se discutió intensamente en los pasillos del Congreso una enmienda a la totalidad de la propuesta inicial del Grupo Parlamentario Comunista. Dicha enmienda a la totalidad, firmada por la Coalición Democrática y justificada porque el contenido de la propuesta comunista era «totalmente insuficiente», podría dar lugar a que la petición comunista no fuera votada. Los comunistas criticaron la actitud del portavoz de CD, Manuel Fraga, que debería, según ellos, haber planteado enmiendas de adición como hicieron los socialistas, en lugar de descalificar la propuesta comunista, precisamente por «insuficiente".Según opinión de otros grupos paralamentarios, la actitud de Fraga consolidaba una tenaza entre UCD Y CD para restar protagonismo a los comunistas. En dichas fuentes se recordaba que, mientras el martes Fraga suministró al Gobierno la percha para una exuberante y atípica intervención del Gobierno en respuesta a su interpelación. hora, con su enmienda a la totalidad, podía impedir una votación que serviría para medir el grado de descalificación parlmentarlo de la política gubernamental en su conjunto. El presidente de la Cámara aceptó los argumentos comunistas en relación con la propuesta de Fraga, y les prometió que la tramitación de la misma no impediría la votación de cada uno de los puntos e la propuesta comunista, si bien partiendo de la base de que la mojón de censura encubierta no sería sometida a votación. Los expertos parlamentarios ofrecieron distintas opiniones sobre la materia, en su mayoría contrarias al intento comunista. El diputado de la Minoría Catana Miguel Roca aseguró que se ltaba de una moción de censura encubierta, e invocó como ejemplo artículo 120 del reglamento del parlamento catalán, que impide la admisión a trámite de mociones de censuras encubiertas. También el senador centrista Manuel Villar Arregui y el diputado socialista Gregorio Peces-Barba aseguraron e técnicamente la única moción censura posible, según nuestra Constitución, es la constructiva, e lleva consigo la presentación un candidato a la presidencia l Gobierno. Peces-Barba consideró que lo máximo posible lo que han hecho los socialistas, decir, la propuesta de que la Cámara repruebe la gestión política de cinco miembros del Gabinete.
Sin embargo, el líder socialista, Felipe González, aun reconocimiento que la técnica parlamentaria exige unos determinados requisito para la presentación de mociones contra todo el Gobierno, manifestó en los pasillos del Congreso: «Lo que no se puede impedir es que el Parlamento haga lo que hace el ciudadano de la calle, que es censurar la actuación de uno, dos, tres, cuatro, cinco ministros o todo Gobierno, porque es censurable, al margen de los mecanismos onstitucionales aplicables y de las onsecuencias políticas que de llos se deriven».
Minutos después, Felipe González levantó el tono político y umano del Pleno, hasta entonces un gran interés. González recordó capital político acumulado por el gobierno durante varios meses, "al que contribuimos todos, en esecial mi partido y, en especial, yo». Lamentó que el Gobierno no hubiera suministrado toda la información que posee para iniciar el debate pedido por la ciudadanía y la oposición, en lugar de la discusión confusa y desnaturalizada que se estaba celebrando.
Duelo Felipe González-Calvo Sotelo
El máximo interés de la sesión de ayer consistió precisamente en el duelo dialéctico del líder de la oposición y del presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, del que informamos en otro lugar de este mismo número. Previamente fueron defendidas las propuestas del Gobierno, del Grupo Comunista y, finalmente, la del Grupo Socialista, que originó la intervención de Felipe González. Calvo Sotelo aseguró, en la defensa de la propuesta gubernamental para que se constituya una comisión de investigación conjunta Congreso-Senado, que su Gobierno está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias en todos los órdenes y recordó que las comisiones de investigación son un instrumento parlamentario de control riguroso y eficaz-.En contra de la propuesta gubernamental, el socialista Ciriaco de Vicente recordó que el Gobiernci se comprometió a esclarecer loshechos y ahora dimitía de esa obligación, ya que la actuación centrista en otras comisiones de investigación no permitía augurar que esta iniciativa fuera el instrumento idóneo para llegar á resultados concretos.
En un tono monótono y parlamentariamente pobre, se produjo seguidamente la defensa, por el diputado Miguel Núñez, de la propuesta comunista en su conjunto, encaminada, entre otras cosas, a pedir al Gobierno que garantice la plena asistencia sanitaria y económica de todos los afectados, la presentación de un plan de urgencia en el área de la salud pública y la creación de una comisión parlamentaria pata el seguimiento de la situáción creada y las medidas que se adopten en el futuro.
En el debate, subsiguiente intervinieron los ministros de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social y de Agricultura, con sucesivas réplicas y contrarréplicas y el diputado centrista José Luis del Valle, quien consideró innecesaria Ja moción comunista.
En los pasillos del Congreso. se comentó ayer que el final del Pleno de la colza, que continúa hoy por la mañana, puede significar una erosión política sustancial para el Gabinete Calvo Sotelo, al margen de las resoluciones concretas que se aprueben. En fúnción de estas pre visiones, fuentes parlamentarias centristas y socialistas atribuían al sector de UCD vinculado al ex presidente Adolfo Suárez un deseo de inhibición en el debate.
Concretamente, consideraban dentro de esta actitud la negativa de Rafael Arias Salgado a intervenir en el debate. Sin embargo, éste nianífestó a EL PAIS que no era cierto que tuviera ningún compromiso con Calvo Sotelo para intervenir, que esta labor debía corresponder al portavoz del grupo parlamentario, Miguel Herrero.
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