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El debate de la colza

El socialista Ciriaco de Vicente exige responsabilidades políticas y denuncia el caos de la Administración

Con la intervención del socialista Ciriaco de Vicente se dio por terminada la sesión de ayer, que se reanuda esta tarde. Este defendió la proposición de su grupo sobre medidas contra la intoxicación, y dijo que es necesario una reforma responsable de la Administración para que no se vuelva a producir el fraude y los consumidores sean convenientemente protegidos. También exigió responsabilidades políticas a las autoridades, a las que acusó de haber actuado «lenta y descoordinadamente», tésis que rechazó. al contestarle el ministro de Sanidad, Jesús Sancho Rof.

De Vicente afirmó que el sentido de este debate es el de dar información y soluciones concretas con lenguaje claro y resolver los probiernas de todo tipo que ha producidó la intoxicación. Indicó que, ésta se ha producido por dos causas, que son la actuación fraudulenta de unas personas y la conducta caótica y descoordinada de la Adrninistración.Afirmó que el envenenamiento no sólo puede solventarse ante los tribunales, sino que también produce responsabilidades políticas, ya que la Constitución dice que la Administración responde de lo que funcione mal, y añadió que, si este envenenamiento sirve para algo, es para que nunca vuelvan los fraudes. En este sentido anunció que se perdería el tiempo si este debate no sirve para montar una red de prevención y un sistema sanitario basado en la prevención, y no en la enfermedad.

Dijo después que la política de grasas estimula el fraude, apoyándose en declaraciones al respecto del ministro de Comercio, y se quejó de que hace tres años que está pendiente la aprobación de la reglamentación sanitaria del aceite. «Hay problemas que incumben a tos ministerios de Comercio, Industria, Agricultura y Sanidad». ,

El representante socialista salvó a los funcionarios, de quienes dijo que han trabajado magistralmente, pero advirtió que otra cosa son los responsables políticos. En esta línea sostuvo que se perdió el tiempo en el diagnóstico, y una vez establecido éste, en recoger el aceite, mientras Sanidad decía que la cosa no estaba clara. Finalmente insistió en que el tema no es cambiar ministros, porque no es un problema de personas, síno del, marco en el que se actúa.

El Gobierno, sensible

Sancho Rof replicó rechazando las acusaciónes de Ciriaco de Vicente, y explicó detalladamente ,cómo se había actuado todo lo rápido que se pudo, tanto en el diagnóstico de la enfermedad como en las medidas posteriores. Se sumó a la valoración positiva de los funcionarios.En cuanto a las medidas, dijo que el Gobierno es altamente sensible a la tragedia de los afectados, y por eso ha adoptado ya algunas decisiones que son provisionales y no se cierran a la adopción de otras. Agregó que el Gobierno está dlspuesto a que el Estado cargue con .todos los gastos sanitarios y a considerar todo tipo de ayudas a los afectados, incluidas las propuestas por los socialistas.

Nuevamente Ciriaco de Vicente tomó la palabra para insistir en que la actuación de la Administración había sido deficiente, y en este sentido dijo que la información ha sido mala y ha creado inseguridad, mientras achacaba al minigtro la intención de haber querido remitir elaspecto político del problema a la comisión de tncuesta y hablar ante el Congreso sólo de lo técnico.

Fundamentó sus acusaciones en el dato de que la encuesta epidemiológica realizada por Sanidad no contemplaba la hipótesis de la intoxicación alimentaria cuando algunos centros hospitalarios apuntaban ya esa posibilidad, y afirmó rotundamente que la verdadera causa «se descubrió a pesar de las autoridades».

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