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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Sanidad y salud

Ante la problemática sanitaria en España, como ante cualquier otra parcela de interés social, confluyen siempre las dos actitudes políticas de la llamada "derecha" que conviene no confundir: la derecha de los intereses (insensible al bien común y al problema de la persona enferma) y la derecha sociológica honorable. A propósito de la reciente publicación (con gran sorpresa mía y sin conocimiento del escrito, pero utilizando, entre otras, mi firma, que, por razones de orden alfabético, era la primera) de una "Tribuna libre" en ese periódico con fecha 22 de agosto de 1981, y sobre "defensa de la sanidad pública", he tenido nueva oportunidad de contactar con representantes de ambas "derechas".

La reacción de la "derecha de los intereses" es por mí conocida. Cualquier médico inspector que haya colaborado a cortar parte de sus indecentes ganancias sobre el dolor humano es siempre anatematizado. Esa reacción no me preocupa, aunque sé que ese liberal-capitalismo no perdona nunca.

Pero sí me afecta la opinión de mis amigos de la derecha "sana" éticamente.

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El autor del aludido escrito, quizá imprudentemente, utilizó unas firmas. Pero como gran parte de sus planteamientos son asumibles por mí, decidí callarme, a la vez que, lógicamente, pedía explicaciones a ese compañero, que, como los que me conocen, sabe que yo no estoy cerrilmente contra la privatización de la sanidad, siempre que este sector sea controlado, se comporte legalmente y sea complemento, de un sector público eficiente. Como muchos de este país, sólo milito contra la privatización innecesaria, que se lucra deshonestamente del erario público.

Sin embargo, me decido a escribir esta carta para contestar a todos los que al verme en esa asociación se rompen farisaicamente las vestiduras y me descalifican sin más.

En estos últimos meses he sacrificado mucho, por ejemplo, mi carrera militar para tomar una opción social activa. Queridos amigos de la derecha decente que habéis estado años contemplando la basura en que está inmersa gran parte de la sanidad: si seguís pasivamente tolerando ser utilizados por los profesionales del lucro y no decidís generosa y valientemente entregaros "hasta el infarto" por los derechos de los sanitarios honestos y de nuestros ciudadanos enfermos, es vuestro problema de conciencia, y vuestra actitud cuenta con mi respeto. Pero no descalifiquéis sistemáticamente a los de la utopía, a los que se comprometen porque son sensibles ante los temas sociales.

Estimado señor director: como ha dicho recientemente el diputado Ciriaco de Vicente, la dialéctica sanitaria actual no es de derechas o de izquierdas, es de indecencia o de decencia. Lo corrobora un modesto médico inspector que ha colaborado a "abrir" algunas lujosas sepulturas blancas y que ha podido embadurnarse a fondo con lo que contienen los mausoleos./

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