Fidecaya no se opone a su posible liquidación forzosa
El Consejo de Administración de Fidecaya remitió ayer a la Dirección General de Seguros un pliego de descargo acerca del expediente de liquidación forzosa de la sociedad abierto por aquel departamento en el que afirma que «formalmente desea dejar constancia de su compromiso de no suponer jamás obstáculo ni impedimento alguno a cualquier decisión que por la Administración se considere oportuno adoptar en orden a proteger los legítimos intereses de los depositantes o cedulistas de la entidad».El consejo de administración, en el pliego de descargo, se pone a disposición de la Dirección General de Seguros para «colaborar incondicionalmente », y reconoce y admite que la situación de la sociedad no se ajusta plenamente a la normativa legal que le es aplicable debido a los antecedentes de la misma.
En el capítulo de antecedentes se cita la delicada situación patrimonial de Fidecaya en los últimos años, lo que obligó a la Dirección General de Seauros a levantar un acta de inspección en 1980 y a comunicar posteriormente la disolución forzosa de la sociedad o la puesta en marcha de medidas para sanearla mediante ampliación de capital.
El pliego de descargo asegura que Fidecaya es una sociedad que podía ser reflotada si hubiera tenido tiempo para desarrollar los instrumentos de saneamiento dispuestos por su reciente comprador, Edrnundo Alfaro, y que, en síntesis, son la realización del inmovilizado, el desarrollo de nuevo patrímonio y la reducción de gastos.
La falta de tiempo a que alude el escrito lo cifra el consejo de admínistración en una campaña de Prensa que «ha pretendido, y en parte conseguido», su finalidad de resquebrajar la entidad. En este punto informa que desde la toma de posesión del nuevo consejo de adinmístración hasta finales de julio pasado (un mes en total), la sociedad obtuvo nuevos recursos, cifrados en 260 millones de pesetas, mientras que en los primeros quince días de azosto los reintegros se elevaron a 1.500 millones de pesetas.
Después de considerar que el futuro de Fidecaya está ya prácticamente «abortado», resume en tres hechos las causas de la situación de la entidad: la anormalidad arrastrada del pasado, el escrupuloso cumplimiento de los compromisos adquiridos por el consejo de administración con la Dirección General de Seguros, y una campaña de Prensa, en gran parte causante de los desequilibrios actuales.
Tras el trámite administrativo del pliego de descargo realizado ayer por el Consejo de Administración de Fidecaya, el instructor del expediente de liquidación forzosa de la sociedad, la Dirección General de Seguros, hará una propuesta de resolución. Posteriormente, el interesado, el Consejo de Administración de Fidecaya, volverá a ser oído, y el Consejo de Ministros, en última instancia, decidirá sobre la propuesta.
Fuentes del servicio jurídico de Fidecaya comentaron ayer a EL PAIS que la diligencia en la presentación del pliego de descargo obedece al deseo de la sociedad de que su caso se estudie en el próximo Consejo de Ministros, el 4 de septiembre.
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