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LAS VENTAS

Ninguno destacó bajo los focos

La novillada empezó entre las luces violetas del crepúsculo y terminó bañada en luz de luna v locos. Hay una literatura que trata de hermanar la noche con el toreo, desde la canción del toro enamorao de la luna hasta la patética invocación de Lorca al pálido satélite porque no quiere ver la sangre de Sánchez Mejías. Sin olvidar, por supuesto, todo eso de Belmonte toreando bajo las estrellas en las noches de Tablada.No sabemos si estas novilladas se montan a tales horas por todo eso. Es posible que no, porque también bajo los focos salen los charlós, enanitos y bomberos. Sea como sea, lo cierto es que nadie destacó con fuerza bajo los arcos voltaicos y que sólo se igualaron éstos con las estrellas que vieron al primer Belmonte cuando Pedro Luis Heredia se hizo con su novillo a base de no quitarle la muleta de la cara, cuando Ismael López muleteaba con buenas maneras y cuando el Panchíto lanceó al quinto y aguantó sin moverse las dificultades del sexto. El resto fue lógica inexperiencia y no tan lógica manía de dar pases en lugar de intentar una lidia correctora de defectos. Pero así está el toreo y los chicos hacen lo que ven.

Plaza de Las Ventas

22 de agosto. Novillos de Felipe González Parazuelo, recortaditos. bravucones y con casta. El Campesino: silencio. Pedro Luis Heredia: vuelta. Antonio Romero: silencio. Ismael López: silencio. Jesús Sorio: silencio. El Panchito: palmas.

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