Praga recordó la invasión soviética en un ambiente de plena "normalización" política
Salvo un ligero refuerzo, "con fines útiles", de los policías de servicio en Praga, nada recordaba que ayer, hace exactamente trece años, los ejércitos del Pacto de Varsovia que, con excepción de Rumanía, invadieron Checoslovaquia y pusieron fin a la experiencia del "socialismo de rostro humano" encabezada por Alexander Dubcek.
Hoy, al evocar los acontecimientos de agosto de 1968, las miradas se dirigen hacia Polonia y su futuro. Pero en trece años, a pesar de la acción de los disidentes de Carta 77 y del Comité de Defensa de los Injustamente Perseguidos (VONS), la "normalización" ha ganado la partida y es la norma general.Quienes siguen los esfuerzos de Polonia por ganar la batalla de la liberalización, perdida en Praga hace trece años, saben que la dirección checoslovaca se mantiene firme en su ortodoxia. Siempre se muestra más crítica con relación a los responsables polacos y a un posible contagio que la propia dirección soviética. El paralelismo entre Checoslovaquia y Polonia es evidente, y se repiten ahora los consejos y la condenas a las "organizaciones contrarrevolucionarias", las "fuerzas revisionistas en el seno del partido" aliadas con "centrales imperialistas".
Desde julio, acciones judiciales ilustran el reforzamiento de los principios del régimen. La condena de Jiri Gruntorad a cuatro años de cárcel, por la edición de documentos no oficiales, y la de Rudolf Battek, jefe de filas del VONS, a siete años y medio constituyen al mismo tiempo una respuesta política a quienes desde el exterior pretenden presionar al régimen y una advertencia severa a la población y a los grupos disidentes.
El proceso, que se desarrollará probablemente el mes próximo, de una decena de personas detenidas tras un registro en la frontera austro-checoslovaca de dos franceses que intentaron introducir material de propaganda evidenciará una nueva llamada al orden dirigida contra todos aquellos que estén tentados de prestar demasiado interés por la evolución de la situación en Polonia o poner en entredicho la "normalización".
Esta política, que sirve para la consolidación del régimen, explica que este 13º aniversario de la invasión del 21 de agosto haya tenido una forma "normalizada", con apenas más policías que los de costumbre en las calles de Praga, que tenían el aspecto de todos los días.
La histórica fecha no pasó inadvertida en los medios oficiales, y ayer el órgano del Partido Comunista checoslovaco, Rude Pravo, comentó que la invasión de la URSS "frustró los planes de las fuerzas más reaccionarias del imperialismo".
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