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Fernando Castedo seguirá al frente de RTVE

La operación para forzar la dimisión del director general de RTVE, Fernando Castedo, propiciada desde la Presidencia del Gobierno, no ha tenido éxito, según interpretan fuentes del Consejo de Administración del Ente Público. Castedo seguirá al frente de la radio y televisión del Estado, al menos durante algunos meses, si bien el intento de relevarle podría retomarse con ocasión de una eventual convocatoria a elecciones.

El Consejo de Administración de RTVE celebró ayer una sesión rutinaria y de trámite, pese a la expectación creada en torno a esta reunión, precedida de informaciones, casi siempre de fuentes próximas al Gobierno, que apuntaban un inminente relevo en la Dirección General de RTVE. El Consejo no se dio por enterado de dichas informaciones y Fernando Castedo anticipó algunas de las líneas generales de su futura gestión. Ningún consejero planteó siquiera un tema jurídicamente decisivo a tenor de las circunstancias: si el Gobierno debe o no comunicar previamente al Consejo su propósito de cesar al director general del Ente Público.El director general de RTVE se había reunido con anterioridad -al parecer, en la mañana del miércoles- con algunos altos cargos de UCD se había zanjado, quizá provisionalmente, el conflicto entre su hipotética dimisión, hecho que probablemente era conocido de los vocales centristas del Consejo -el consejero Miguel Domenech es máximo dirigente de la UCD de Madrid y cuñado del presidente del Gobierno-, los únicos que podrían haber planteado batalla al director general.

"Serpiente de cascabel"

El centrista Carlos Plaza, presidente del Consejo durante este mes, reiteró en conferencia de Prensa que las informaciones sobre el cese o dimisión de Castedo no eran más que «una serpiente de verano». «Y el tiempo me dará la razón», añadió el presidente del Consejo. El socialista Gómez Redondo apostilló que se trataba de «una serpiente de cascabel», y el centrista Alvarez del Manzano se preguntó quién le había puesto sonajero al reptil.Entre los motivos que pueden mencionarse para interpretar el cese de la hostilidad hacia Fernando Castedo por parte de un sector del Gobierno y de su partido estarían, en primer lugar, su rotunda negativa a dimitir cuando se lo pidieron, a primeros de mes, las más altas personalidades del Gobierno. Se alegó entonces, y se filtró desde la Moncloa, una carta de dimisión firmada por Fernando Castedo y dirigida al ex presidente Adolfo Suárez. La carta, que, al parecer, lleva fecha del 9 de enero (una semana antes de su toma de posesión), era un mensaje de agradecimiento del director general al entonces presidente del Ejecutivo por la confianza depositada en él. Castedo escribía en ella que llevaría a cabo la difícil tarea con la colaboración del Gobierno y de su partido, y que, en el caso de incumplir los objetivos que le marcaba la ley, su cargo estaría a disposición. Parte del Gobierno, y el propio Castedo, no consideraron procedente utilizar aquella carta, que no era precisamente un documento en blanco de dimisión.

El repliegue de la operación para eliminar a Castedo se debe también al actual apoyo a su gestión por los titulares de importantes carteras ministeriales, por el hecho de que no se encuentren motivos legales, según el Estatuto de RTVE, que apoyen el cese; por el hecho de que el vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra (negociador con Rafael Calvo Ortega, secretario general de UCD, de la composición del Consejo y de la designación de Castedo), haya denunciado la existencia de un compromiso firmado entre los dos partidos cuyo original custodia el presidente de la Cámara, y por el papel decisivo que Fernando Castedo desempeñó, en estrecha relación con la Zarzuela, con motivo del frustrado golpe de Estado del 23 de febrero.

Carmen Llorca, consejera en representación de Coalición Democrática, anticipó una reunión distendida del Consejo cuando saludó amistosamente al director general con la expresión: «Tranquilo, Fernando». El director general, relajado y sonriente, no quiso comentar, al término de la sesión que se prolongó durante tres horas, el contenido de la misma, y se limitó a decir: «Maravilloso, tranquilísimo».

El Consejo estudió algunos proyectos a plazo medio, como la regulación de los derechos de rectificación y de antenas (acceso a RTVE de partidos políticos y grupos sociales), la contabilidad del primer semestre del año en curso, el esquema orgánico del Ente Público y la divulgación del documento del Consejo sobre las líneas generales de la programación. El Consejo estudiará todos estos asuntos en la reunión del 3 de septiembre y ha solicitado un estudio sobre la «aceptación de la audiencia, la eficacia y el coste del programa Crónica 3» en su etapa veraniega, que dirige Jesús Hermida. Preguntado el Consejo, en la conferencia de Prensa, si esta investigación se relacionaba con las supuestas denuncias de posible publicidad encubierta en aquel programa, el presidente contestó que «no supone una valoración peyorativa del mismo». El centrista Alvarez del Manzano puntualizó que el Consejo ya había formulado una seria advertencia para que se evitasen emisiones que propicien mensajes publicitarios encubiertos.

El presidente del Consejo informó también que se estudiarán en breve las posibles incompatibilidades laborales en que incurren trabajadores fijos de RTVE, así como los anteproyectos presupuestarlos para 1982. El grupo centrista se mostró favorable a la creación de televisiones privadas y considera válida cualquiera de las dos fórmulas discrepantes: la del ministro de Justicia, Fernández Ordóñez, y la del ministro de la Presidencia, Pío Cabanillas. Los grupos socialista y comunista manifestaron su total desacuerdo con la implantación de cadenas privadas de televisión, independientemente de su constitucionalidad o no.

Eduardo Peña Abizanda, embajador en México, a quien al parecer el presidente del Gobierno anticipó su posible nombramiento para la Dirección General de RTVE, formuló ayer unas declaraciones en la capital mexicana (véase la última página de esta edición de EL PAIS), como réplica a Alfonso Guerra, que fueron interpretadas en medios de RTVE como un signo de que, en efecto, el relevo de Castedo no es inminente. Eduardo Peña Abizanda contaba, aparentemente, según informaciones que proceden de México, con los corresponsales de RTVE Federico Volpini o Manuel Piedrahita (para la dirección de Televisión Española) y con el periodista del Miguel Angel Nieto (para la dirección de Radio Nacional de España).

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