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El proyecto de circunvalación de Burgos enfrenta al Ayuntamiento con el Ministerio de Obras Públicas

Discrepancias entre el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU) y el Ayuntamiento retrasan la definitiva construcción de una carretera de circunvalación de Burgos, que pondría fin al grave problema vial que actualmente sufre la ciudad y que afecta también al tráfico internacional. La modificación del proyecto propuesta por el MOPU supondría una inversión de unos cuatrocientos millones de pesetas, frente a los cuarenta que podría costar la puesta en marcha de la solución propuesta desde el Ayuntamiento y respaldada por agrupaciones de vecinos.

Atravesar Burgos por carretera supone, incluso en situación de tráfico normal, una seria contrariedad, tanto para automovilistas y transportistas como para la población. El problema llega a ser realmente grave en determinadas fechas, como las vacaciones estivales, en las que convergen en los accesos de la ciudad cantidades masivas de automóviles, en su mayoría de turismo internacional y emigrantes portugueses y norteafricanos de paso a sus respectivos países. Concretamente en el último relevo vacacional, entre los días 30 de julio y 2 de agosto, los embotellamientos provocaron tal colapso, que hubo quien tardó seis horas en recorrer los doce kilómetros que separan la salida de la autopista del Norte con el centro de la ciudad. En carretera, las filas de coches totalmente parados en la autopista se prolongaban durante varios kilómetros, y en la Nacional I hubo momentos en los que las colas comenzaban a formarse a 35 kilómetros de la capital.

Una larga historia

En la entrada del norte de Burgos converge todo el tráfico procedente de la Nacional I, la autopista del Norte y las carreteras de Logroño y Santander, con el tráfico interior de las zonas industriales y el barrio de Camonal, y se producen los lógicos atascos, con graves perjuicios para los ciudadanos de fuera y dentro de la ciudad.Para resolver este problema, hace ya veinte años que se proyectó la construcción de una ronda que circunvalase la ciudad. Dicha autovía, que lleva varios años en funcionamiento, parte desde la plaza de Logroño, situada casi en el centro de la capital, y desemboca en la Nacional I, dirección Madrid. Al comienzo de la misma se hizo también una desviación hacia la carretera de Valladolid, que es prácticamente ineficaz, ya que todo el tráfico debe atravesar una zona de la ciudad de por sí congestionada y con numerosos atascos. En resumen, que casi desde su inauguración se vio que era prácticamente ineficaz para resolver el problema de tráfico presentado.

Visto esto, se planificó una segunda ronda, que, por las características de su trazado, generó un fuerte movimiento de oposición ciudadana, ya que su realización pondría en grave peligro el parque de Fuentes Blancas, una zona de alta calidad ecológica.

Esto ocurría en el verano de 1976. Como consecuencia del sentir de la ciudad se paralizaron las obras y, tras un período de «peloteo» entre el Ayuntamiento y la Administración, el tema quedó aplazado para ser resuelto por la Corporación nacida en las elecciones de 1979.

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En el nuevo Ayuntamiento no hubo acuerdo sobre un trazado determinado, por lo que se decidió encargar un estudio de alternativas al proyecto de la Ronda II a tres equipos distintos. En febrero de 1980 llegaron a una conclusión conjunta: separación de tráficos externos a la ciudad mediante una vía de circunvalación alejada de la misma, con conexiones únicamente a través de las carreteras nacionales y autopista Burgos-Málaga y utilización de dicha vía por el tráfico exterior de forma libre, es decir, sin pago de peaje.

Estas conclusiones fueron aceptadas unánimemente por la Corporación, que las trasladó al MOPU, organismo encargado de redactar el proyecto. «Parecía que, por fin, tras tres años de zozobra y retraso por la incompetencia, falta de sensibilidad y criterio de las dos administraciones, Ayuntamiento y MOPU, el tema se iba a resolver según las aspiraciones populares», dice Antonio García Rodríguez, concejal del PSOE.

El problema del peaje

Al MOPU pareció gustarle el estudio base de la solución aceptada, realizado por el equipo de Arturo Soria, tanto, que le concedió el Premio Nacional de Urbanismo de 1980. Pero a la hora de la verdad sorprendió a todo el mundo con un estudio informativo que, si bien obedecía al trazado propuesto, contenía unas decisiones absolutamente contrarias al logro de los objetivos que se pretendía conseguir.Lo que el estudio del MOPU proponía es, en síntesis, que el peaje de la autopista, actualmente situado en la zona de Rubena, a doce kilómetros de Burgos, se trasladase seis kilómetros más abajo, a la zona de Castañares, donde ya la concesionaria de la autopista , CEASA, tiene establecidas unas cabinas de peaje. «Con ello se obligaría a todo aquel que no quiera pagar esos seis kilómetros de autopista a iniciar una peripecia increíble para retomar la carretera de circunvalación, para lo cual habría que hacer una penetración en la ciudad, que tiraría por tierra el objetivo primordial a conseguir" la separación radical del tráfico, a la vez que incidiría negativamente en uno de los aspectos más defendidos por la respuesta popular: el respeto al parque y río», señala Antonio García Rodríguez.

Efectivamente, la penetración propuesta por el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, que aprovecharía la parte de la controvertida autovía construida en 1976, tendría que salvar una auténtica carrera de obstáculos: puente sobre el río Arlanzón y encauzamiento de éste, paso a desnivel de la carretera de Logroño con enlace, paso sobre el río Pico, paso sobre el ferrocarril Madrid-Irún y enlace a desnivel con la carretera N-I, todo ello en menos de dos kilómetros. Además, rompería el borde del parque y taladraría lo que queda del monte de la ciudad entre Gamonal y Villafría.

Según informó a EL PAIS el citado concejal socialista, esta penetración costaría unos cuatrocientos millones de pesetas, frente a la solución propuesta desde el Ayuntamiento y respaldada por la ciudad entera. «Este disparate sólo tiene una justificación», señala el concejal socialista: «la pleitesía rendida por el MOPU a la concesionaria de la autopista, que pretende única y exclusivamente hacer pagar el peaje y abocar a la autopista a todo el que quiera circunvalar la ciudad, y para ello, y con el dinero de todos, va a organizar un trazado costosísimo y alambicado, saltándose a la torera las determinaciones de un estudio que él mismo ha pedido y premiado.

El proyecto definitivo del MOPU está a punto de salir a la luz pública y se espera que contenga la reforma en cuestión. Mientras tanto, el Ayuntamiento mantiene su postura, según los concejales socialistas, y emplaza al MOPU para que resuelva satisfactoriamente y emplee el dinero de la penetración III en infraestructuras básicas de la red arterial en otras zonas de la ciudad muy necesitadas de ello.

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