Acuerdo de principio en la OPEP para congelar el precio del crudo hasta finales de 1982
ENVIADO ESPECIAL, Los ministros del Petróleo de la OPEP acordaron ayer congelar el precio del crudo, llamado «marcador» o «de referencia», hasta finales de 1982. No obstante, suspendieron una decisión final en su conferencia de urgencia de Ginebra hasta el día de hoy, para permitir a los jefes de Estado de sus respectivos países que determinen, en consultas telefónicas, cuál va a ser ese precio único. Las filtraciones de la conferencia apuntan hacia un precio unificado para el crudo marcador entre 34 y 36 dólares. Algún país, como Nigeria, propone un término medio de 35 dólares por barril.
El hecho de que los ministros del Petróleo traspasaran a sus respectivos Jefes de Estado la responsabíhdad de fijar el nuevo precio del crudo marcador denota el enorme juego de intereses políticos. más que economicos, que están en liza en esta conferencia consultiva de la OPEP. «El problema se elfra en si nuestros gobiernos quieren que hablemos de economía o de política», declaró el ministro gabonés Paulin Obame, al término de la se sión de la tarde de ayer.Sin embargo, el presidente en ejercicio de la OPEP, el indonesio Subroto, manifestó a los periodistas, al anunciar la suspensión de la conferencia hasta hoy, que los ministros habían llegado ya a un consenso sobre dos de los cuatro problemas que dificultaban el compromiso final. Estos dos puntos de acuerdo eran: necesidad de unificar los precios y la congelación del nuevo precio marcador hasta finales de 1982.
Los otros dos problemas pendientes, cuya solución implicará el anuncio de un acuerdo final, eran el nivel concreto de ese precio unificado y, en segundo lugar, los diferenciales por calidad que se deben aplicar sobre los distintos tipos de crudo. Según Subroto, este último punto «estaba prácticamente resuelto». Filtraciones no confirmadas señalaban que los diferenciales, que oscilarían según sea el nivel del crudo marcador, se situarán entre un dólar negativo para el caso del crudo kuwaití, y los tres y cuatro dólares positivos para los crudos norteafricanos.
Necesidad de acuerdo
El aspecto más resaltable de esta conferencia consultiva de la OPEP es el total convencimiento de los trece países miembros del cartel de que es absolutamente necesario, por encima de cualquier otro punto, llegar a un acuerdo consensuado. Este convencimiento deriva de la particular situación adversa, para ellos, que atraviesa el mercado mundial del crudo, donde existe un excedente de oferta que supera los dos millones de barriles, incluso cuando la producción total de la OPEP ha bajado de 31 millones de barriles diarios en 1979 a tan sólo 21,5 millones el pasado junio.Algunos países, como Nigeria o Libia, que cargan el precio más caro del abanico de tarifas (32-36-41 dólares) aprobado en Bali, el pasado diciembre, apenas venden la mitad de su producción tradicional y tienen que acudir al mercado de entrega inmediata (spot market) para encontrar compradores a cuatro y cinco dólares por debajo de su precio oficial. Ha sido precisamente Nigeria la que, capitaneando al grupo africano, ha solicitado esta reunión de urgencia de la OPEP para tratar de modificar este panorama.
En el origen de la situación tiene mucho que ver Arabia Saudí y su ministro del Petróleo, jeque Zaki Yamani, quien ha reconocido públicamente que ha fabricado, vía su alta producción de 10,3 millones diarios, este exceso de oferta para convencer a sus colegas de la necesidad de unificar los precios para estabilizar el mercado. Según Yamani, unos precios del crudo disparados van en detrimento de la propia OPEP, ya que los países industrializados están haciendo grandes esfuerzos para modificar su estructura energética y reducir definitivamente su dependencia del petróleo.
Por eso, es el ministro saudí que mantiene inalterable desde hace más de seis meses su precio oficial a 32 dólares, quien se opone. tenazmente, a un acuerdo que represente un fuerte aumento de lo que él considera que es el actual precio marcador; es decir, los 32 dólares que cuesta el llamado Arabian Light. Yamani, sin embargo, ha admitido la posibilidad de un aumento de dos dólares en este precio, pero se ha negado a ir más allá, e inc!uso condicionando este incremento a la unificación y posterior congelación del precio.
Según señalaron ayer fuentes de la conferencia, Yamani no está sólo en esta larga batalla y recibe el apoyo de varios países del Golfo. El mismo Calderón Berti, ministro del Petróleo de Venezuela, que se ha desvelado como uno de los halcones de esta reunión, admitió ayer que había dos bloques en la OPEP: los que querían un precio marcador de 34 dólares y los que insistían en 36 dólares.
En este punto muerto fue cuando el foro de decisión traspasó, a lo largo de la jornada de ayer, a los ministros del Petróleo. Ante la fuerte división, algunos ministros expresaron su deseo de consultar a sus Gobiernos antes de modificar sus posturas. Estas consultas se evacuaron después de las supuestas presiones que los jefes de Estado de los países que atraviesan dificultades políticas y económicas (caso de Irak y Nigeria) realizaran ante el rey Jaled de Arabia Saudí para que llamara la atención a Yamani.
El problema es que la política petrolera saudí, que ha sido inflexible durante los dos últimos años, tanto en la cuestión del precio como en sus altos volúmenes de producción, no la elabora exclusivamente Yamani, sino que tiene su centro neurálgico en el triángulo Fhad-Saud-Yamni, es decir, el príncipe heredero, el ministro de Asuntos Exteriores (y adjunto de Yamani durante muchos años), y el Ministerio del Petróleo.
En este sentido, las consultas a nivel de jefes de Estado estaban ayer siendo dirigidas por el príncipe Fhad, según fuentes bien informadas. Este protagonismo de Fhad hizo que los pasillos del hotel Intercontinental de Ginebra, donde se celebra la conferencia, se inundaran de rumores sobre el alcance político del establecimiento de un nuevo precio para el petróleo.
«Una subida de tres dólares», comentaba una fuente norteamericana, asidua de las reuniones de la OPEP, «es una provocación a los países industrializados. En un momento de clara recesión (el PNB norteamericano bajó 2,4 puntos en el segundo trimestre), cualquier subida, incluso la mínima, tendrá su respuesta y ésta será muy dura».
Otros medios veían relación entre el incidente de los aviones libios y norteamericanos en el Mediterráneo y el desarrollo de la conferencia. Asimismo. se vinculaba la fuerte postura árabe, y la inclinación saudí a apoyar un pequeño aumento, a la decisión de la Administración Reagan a enviar definitivamente los aviones F-16 pedidos por Israel.
Los aspectos económicos
Sean ciertas o no estas interpretaciones, el impacto económico de una subida del precio saudí será inmediato en los países industriales. Contrariamente a algunas interpretaciones erróneas, la subida saudí y la unificación de los precios OPEP sí va a provocar un encarecimiento general de los precios del petróleo, incluso aunque algunos productores moderen sus propias tarifas. Pero la subida saudí siempre provocará un «corrimiento» general de todos los precios del crudo.
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