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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La medicina que cuenta

Conocí al doctor Pedro Enguix, hoy detenido en Valencia por presuntas prácticas abortivas, en unas conferencias sobre sexualidad y parto sin violencia.Me sorprendió muy agradablemente su forma directa y sencilla de abordar el tenia, hablando casi de sí mismo, de su propia experiencia.

Conocida es de todos y de todas la terminología compleja y a menudo incomprensible usada por los ginecólogos y que contribuye a que nuestra sexualidad nos resulte más extraña, más ajena.

Nos mostró unas diapositivas de un parto sin violencia, y me fijé particulamiente en los rostros de las personas que intervenían en él -no reflejaban agresividad ni tensiones, sino una gran ternura, una colaboración psíquica y física con la paciente-, el nacimiento de un niño era un acontecimiento importante para todos y todos colaboraban a que esos momentos fueran maravillosos e irrepetibles.

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Esas imágenes me comunicaron una gran emoción y también un poco de tristeza al pensar en mis cuatro partos anteriores, rodeada de caras impacientes y nerviosas, deseosas de acabar su tarea rutinaria; personas a veces hostiles, pues no percibían la necesidad de cariño, de afecto, de comprensión que yo sentía en aquellos momentos tan importantes para mí.

Estas conferencias me fueron tan provechosas, que acudí a la consulta del doctor Pedro Enguix y volví a encontrar a una persona totalmente presente, sin disfraces ni miedos, afectuosa, con la que pude hablar relajada y ainigableiliente.

En el curso de nuestra charla, y al referirle yo mi escepticismo frente a la vida, él manifestó su esperariza en ella, en una vida más sentida, más auténtica, con seres inás libres, sin miedo,, menos frustrados, seres, en una palabra, más vivos y que esa vida merecía ser vivida por los nuevos seres y había que darles opción a vivirla.

Habló de las relaciones sexuales como vículo de comunicación entre dos personas que cobraban un sentido especial cuando la pareja deseaba engendrar un hijo.

Habió de la problemática femenina con un profundo respeto, con una comprensión que pocas veces he encontrado en un hombre.

Hasta hizo surgir en mí el deseo de tener un nuevo hijo un poco más libre, un poco más querido que los que tengo.

Pues bien, si yo considero que esta persona es una de las más honestas, más auténticamente respetuosa de la vida que he conocido, me parece incongruente y aborrecible la idea de que la ley desee y Pueda apartarle de esta sociedad que tan necesitada está de seres como él./

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