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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El aborto y la Biblia

Leo en EL PAIS del 22 de julio un artículo firmado por Reyes Mate y Manuel Toharia sobre el aborto, del cual me llamó la atención esta afirmación: «La Biblia no condena claramente el aborto, a pesar de ser una práctica común».Suponer que este es el punto de vista de la Biblia respecto al aborto revela una total ignorancia de las Escrituras por parte de los autores de dicho artículo.

La fecundidad es, desde el primer capítulo del Génesis y a lo largo del Antiguo Testamento, una prueba inequívoca de la bendición de Dios sobre la mujer y la familia. «Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyes la voz del Señor tu Dios... Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra ... » (Dt. 28.24). La esterilidad, por el contrario, se considera una maldición o un castigo: «La gloria de Efraín volará cual ave, de modo que no habrá nacimientos, ni embarazos, ni concepciones» (Os. 9.11).

La fecundidad es vista así no sólo en Israel, sino en los demás pueblos del Oriente antiguo, una de cuyas divinidades más populares en esas naciones era Astarté, la diosa de la fertilidad. Aun en el mundo grecorromano, en tiempos del Nuevo Testamento, se adoraba a Diana o Artemisa, a quien se consideraba la diosa protectora de las embarazadas y las jóvenes casaderas.

En el libro del profeta Oseas leemos esto: «Dales, oh Señor, lo que les has de dar; dales matriz que aborte y pechos enjutos» (Os. 9.14). Esta es la imprecación que el profeta lanza sobre el pueblo rebelde a Dios. Y en el libro del Exodo: « Mas al Señor vuestro Dios serviréis, y El bendecirá tu pan y tus aguas, y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti. No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra...» (Ex. 23.25,26).

El aborto por causas naturales es tratado, pues, como un castigo de parte de Dios: entonces el aborto provocado ni siquiera cabe en la mentalidad de los hombres que escribieron la Biblia, pues sería un absurdo que alguien deseara para sí lo que era tenido por maldición.

El texto bíblico que mencionan los autores del artículo para afirmar su tesis es un aborto provocado por un accidente: una pelea entre algunos, quizá entre clanes familiares, y de resultas de la reyerta una mujer embarazada es herida. El texto de la Biblia de Jerusalén dice así: «Si unos hombres en el curso de una riña dan un golpe a una mujer encinta y provocan el parto sin más daño, el culpable será multado conforme a lo que imponga el marido y mediante arbitrio. Pero si resulta daño darás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente...» (Ex. 21.23-25)./

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