_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Inútil provocación

EN EL año 1596, una tropa mercenaria a bordo de una flota combinada asaltó, incendió y saqueó la ciudad de Cádiz. El conde de Essex, que mandaba las fuerzas de desembarco, pudo llevar a la corona de Inglaterra el botín de su pillaje y hoy todavía pueden encontrarse en los anticuarios de Londres preciosos objetos provenientes de aquella razzia.Después de cuatro siglos, las relaciones del Reino Unido y España han mejorado y estos incivilizados recuerdos pertenecen a las enciclopedias y los libros de historia de dos países que han confiado en la mar como meta y campo de su desarrollo.

Horacio Nelson, primer lord del Almirantazgo, fue una persona apreciada en nuestro país por sus indudables dotes de marino y sus profundos conocimientos, de la táctica y estrategia de la guerra naval. No en vano alguna leyenda atribuye que la Marina de guerra española luce la coca en sus bocamangas, como distintivo de su cuerpo general, en memoria del héroe de Trafalgar, al aplicarse a las heridas que recibió este gran marino un vendaje similar en la batalla que tuvo por escenario la embocadura atlántica del estrecho de Gibraltar.

Estas y otras muchas razones de historia común, de destino histórico común, de lazos familiares entre las casas reinantes de los países han debido de ser ignoradas por los impertinentes funcionarios del Foreign Office, que todavía desconocen que la grandeza de su Estado no puede solidificarse en las periclitadas estructuras del colonialismo.

El comienzo de la luna de miel de los príncipes de Gales en la colonia de Gibraltar ha tenido todos y cada uno de los detalles que transforman un gesto inconsciente en una provocación deliberada. Los aplicados burócratas de Whitehall, que han guardado como el mejor de los secretos la derrota del Britannia, hubieran podido -en último extremo- aplicar esta censura al puerto de comienzo de la travesía. De esta forma se hubieran ahorrado el bochornoso espectáculo servido por las embarcaciones ligeras que, dedicadas habitualmente al contrabando, se convirtieron por una tarde en flotilla de honor de los futuros reyes de Inglaterra, al escoltar por la bahía de Algeciras al yate real.

Por lo demás, esta: provocación es completamente inútil y sólo ha servido para empañar la solemnidad y las relaciones públicas que la boda de ladi Diana y el príncipe Carlos ha supuesto para el Estado británico. Todo el mundo piensa que el Reino Unido es un país que dirige su acción exterior de acuerdo con los principios. consagrados por las Naciones Unidas y que este bochornoso episodio no sólo ha contrariado a los príncipes de Gales, sino que también ha molestado a la opinión pública inglesa, amante de la libertad y aborrecedora del orden colonial. El Gobierno conservador de la primera ministra Thatcher debe entender que las relaciones con el Estado español precisan de mayor delicadeza que la que tiene por costumbre aplicar en los problemas de Liverpool.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_