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Miles de ciudadanos se lanzaron a la calle en Varsovia en apoyo de una manifestación de camiones y autobuses

Decenas de camiones y autobuses permanecieron ayer tarde retenidos durante horas en el centro de Varsovia por milicianos que intentaban evitar que el convoy (que durante la mañana había recorrido ruidosamente las calles de la capital) se dirigiera de nuevo hasta la sede del Comité Central y del Consejo de Ministros, donde negociaban sendas delegaciones del Gobierno y del sindicato independiente Solidaridad.

En torno a los camiones -de la basura, cisternas, grúas- y autobuses llegaron a congregarse espontáneamente decenas de miles de ciudadanos, que ocupaban casi un kilómetro de la céntrica avenida Mrzalkowska. Alguien lanzó dos huevos contra los milicianos hacia las tres de la tarde (hora de Madrid), e inmediatamente un portavoz de Solidaridad pidió por altavocesú los congregados que se abstuvieran de ceder ante los provocadores".La tensión en la calle alcanzó tales límites que las conversaciones quedaron pospuestas hasta el jueves por decisión de ambas partes, en un intento de conseguir que la calma retornará a la ciudad.

Los manifestantes se habían mostrado dispuestos a no ceder en su postura, de acuerdo con la rama varsoviana de Solidaridad, hasta que el Gobierno anulara la orden por la que se endurece el racionamiento de productos cárnicos, tema central de las negociaciones que desde las diez de la mañana, hora de Madrid, mantenían las delegaciones sindical (presidida por el propio Lech Walesa) y gubernamental (a cuyo frente figuraba el viceprimer ministro Mieczyslav Rakowski).

Faros encendidos

El convoy de camiones y autobuses había iniciado su desfile por las calles de la capital pplaca a las diez de la mañana (09.00, hora de Madrid). Con los faros encendidos, las bocinas sonando y un despliegue de banderas con los colores nacionales (blanco y rojo), los vehículos partieron de la plaza Dzlerzynski, donde se encuentra el ayuntamiento, para desde allí -aplaudidos y vitoreados a su paso por la población- intentar dirigirse al palacio del Consejo de Ministros, cercano a la sede de la Embajada soviética. Milicianos armados con porras y máscaras antigás impidieron que el convoy llegara hasta el edificio, dispersando parcialmente a sus integrantes.

Numerosos empleados gubernamentales contemplaban estupefactos, desde las ventanas de sus oficinas, el desfile de camiones y autobuses. La gente, apiñada en las aceras y asomada a los balcones, aplaudía entusiásticamente el paso de la insólita comitiva.

Sobre los parabriszis rezaban pegatinas de Solidaridad bajo los lemas "No a la dismintición de las raciones" y "Alto al hambre". Y en las bocas se escuchaban vivas a Solidaridad.

La impresionante manifestación de protesta, que se desarrolló sin que en ningún momento se hiciera presente la violencia, constituye, en opinión de los observadores, un formidable medio de presión sobre el Gobierno y el sindicato mclependiente, y la demostración palpable de que la población no está dispuesta a ceder en su principal reivindicación.

Dos importantes reuniones tuvieron lugar el domingo en Varsovia, ante la explosiva situación social que vive el país. El Consejo Militar del ministerio polaco de Defensa "examinó una serie de medidas encaminadas a garantizar un adecuado nivel de la defensa y seguridad de Polonia", según informó la agencia oficial Pap,.

Por otra parte, también permaneció reunido en sesiór, especial el Politburó del Partido Comunista Polaco (POUP), emitiendo un comunicado en el que califica de "peligrosas" las manifestaciones y las huelgas para protesta: contra el deficiente abastecimiento de comestibles.

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