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El Gobierno alemán anuncia un riguroso plan de austeridad económica

En respuesta a los elevados intereses en el mercado internacional de capitales y para sanear la situación financiera del país, el Gobierno federal alemán anunció ayer en Bonn las medidas de un amplio plan de austeridad, que ha provocado un tira y afloja entre los partidos que forman la coalición de Gobierno, socialdemócratas (SPD) y liberales (FDP).Para salir al paso de las informaciones sobre fuertes luchas dentro de la coalición de Gobierno, el canciller federal, el socialdemócrata Helmut Schmidt, se presentó ayer ante la Prensa en Bonn, un día antes de lo previsto, para dar cuenta de los acuerdos adoptados en el Gabinete sobre un plan de austeridad.

El presupuesto para 1982 deberá aumentar sólo un 4,2% y el Gobierno sólo está dispuesto a incrementar sus deudas en una cantidad de 26.000 millones de marcos (más de un billón de pesetas).

Para lograr este objetivo, desde hace unos días los partidos de la coalición gubernamental, socialdemócratas y liberales, lucharon tratando de favorecer el máximo posible a sus respectivas clientelas políticas.

Schmidt, al exponer los acuerdos del Gabinete destacó que se trata de «repartir las medidas de ahorro sobre el mayor número de hombros posibles, sin que nadie se libre». El canciller dijo que las medidas son la respuesta a la situación planteada tras la cumbre de Ottawa, «donde llegamos a la conclusión de que en un período de tiempo previsible, hasta 1983 incluido, no es de esperar un descenso de los tipos de interés norteamericanos. En Ottawa las lamentaciones eran unánimes y nosotros sacamos las consecuencias. No se trata de seguir una política deflacionista, sino de defender el marco alemán y afrontar la situación en los mercados financieros».

El plan de austeridad puesto en marcha prevé de momento sólo una subida de impuestos sobre el tabaco, que supondrá unos ingresos de 56.000 millones de pesetas. Al mismo tiempo, las medidas de ahorro afectarán a los funcionarios del Estado, con congelación de plantillas (salvo el Ejército) y retrasos en las subidas de sueldos, cambio de bienios por trienios y un cargo etcétera de detalles. Las prestaciones sociales del seguro de paro disminuirán, aunque permanecerán los porcentajes que se pagan a los parados. Se ahorrarán 60.000 millones de pesetas en el subsidio familiar por número de hijos, se restringen las curas de reposo, se suprimen deducciones fiscales y gran número de subvenciones.

El plan de austeridad tendrá una continuación en la primera reunión del Gabinete después de las vacaciones, el próximo 2 de septiembre, cuando se preparen los proyectos de ley necesarios para poner en marcha las medidas acordadas.

Uno de los puntos más debatidos ayer en la conferencia de Prensa con el canciller Schmidt fue el de la adecuación del presupuesto militar a ese incremento fijado del 4,2 %, lo que equivale de hecho a una disminución en términos reales. Se le recordó al canciller el plan de la organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de incrementar los presupuestos de defensa un 3% real anual.

Schmidt replicó que los otros países no pudieron cumplir este objetivo en años anteriores y este año sólo Estados Unidos lo conseguirá. El canciller dijo que la culpa de la situación la tiene la política de altos intereses seguida por Estados Unidos, y por eso le dijo al presidente Ronald Reagan en Ottawa que, «si no bajan los intereses en Estados Unidos, nosotros tendremos que afrontar drásticas medidas de ahorro».

El canciller dijo que los años de las «vacas flacas» no son un fenómeno actual, sino que viene ya desde hace siete años, con las primeras subidas de precios del petróleo. Schmidt atribuyó a causas externas (intereses altos y precios del petróleo) la actual situación y dijo que confía que las medidas adoptadas tengan un efecto favorable para la moneda y la balanza de pagos de la RFA.

El presidente democristiano, Helmut Kohl (CDU), comentó que la reunión de ayer del Gabinete federal supone «una declaración de bancarrota de la política del canciller federal». El presidente socialdemócrata, Willy Brandt (SPD), escribió que los dos partidos de la coalición de Gobierno «tuvieron que hacer compromisos. Así es la vida, sobre todo en tiempos difíciles. Estamos ante la necesidad de compromisos para quitar fuerza a los problemas difíciles».

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