Santiago Sol,
un niño de doce años que quiere ser "naturalista, como Félix Rodríguez de la Fuente", sorprendió a los guardias urbanos de la localidad barcelonesa de Badalona con toda una lección de zoología, cuando aquéllos fueron a recoger en plena vía pública a una culebra, supuestamente venenosa y peligrosísima, descubierta por una ciudadana debajo de su coche; "una culebra de dos metros de longitud y del grosor del brazo de un hombre", dijo la mujer al avisar a la Policía Municipal. Esta fue al lugar, no sin cierta alarma, y comprobó cómo el reptil se dejaba acariciar por un niño que no solamente conocía la especie y costumbres del animal -una culebra bastarda, en peligro de extinción, que sólo utiliza veneno con sus semejantes-, sino que también impediría por todos los medios que la mataran. Ante las contundentes razones de Santiago, los guardias evitaron toda manifestación violenta y trasladaron el ofidio al zoo de Barcelona, donde los expertos confirmaron que el chico no mentía.