La tercera fase de la ORA, condicionada al cobro de las multas impuestas hasta ahora
La decisión de aplicar una tercera fase de la Operación de Regulación de Aparcamiento (ORA), prevista, en principio, para el próximo año, está pendiente de que se resuelva antes el grave problema que supone el actual impago de las multas. En la actualidad, más de la tercera parte de los infractores no puede ser multada ya que, bien sus datos son mal tomados por los vigilantes o la Policía Municipal o, como pasa en la mayor parte de los casos, no figuran en el listado municipal. De mantenerse esta situación, los responsables municipales congelarían la aplicación de esta fase, que podría afectar a los barrios de Prosperidad, Lavapiés y a la zona delimitada por las calles de Raimundo Fernández Villaverde, Reina Victoria, San Francisco de Sales y Cea Bermúdez.
En opinión de los responsables de la Delegación de Circulación, es necesario cobrar estas multas o la efectividad de la ORA será cada vez menor. En este sentido, todos los esfuerzos de las delegaciones de Hacienda, Circulación y Transportes y Seguridad y Policía Municipal están centrados en obtener los listados de la Jefatura Provincial de Tráfico, en los que figuran los nombres de todos los pueblos del área metropolitana, y en colocar una terminal del ordenador municipal en la citada jefatura para conocer, al momento, todas las variaciones que se produzcan con respecto al parque automovilístico de la capital.Por otra parte, el próximo mes de enero podría subir el importe de las tasas que actualmente se cobran por aparcar; aunque no hay nada decidido sobre la cantidad que se fijaría, es probable que ésta fuera de cuarenta pesetas por hora de aparcamiento, diez pesetas más de lo que cuesta actualmente.
Agilizar el control
Asimismo, se estudia un nuevo sistema para agilizar el control de la ORA mediante la asignación a cada uno de los vigilantes en servicio de una máquina, similar a una calculadora, en la que los vigilantes apuntarían la matrícula, la hora y el tipo de bono o tarjeta colocado en el automóvil. Según informó José Luis Martín Palacín, concejal responsable de Circulación y Transportes, estas máquinas, en la actualidad en estudio, permitirían ahorrar tiempo en la toma de datos y avisarían al vigilante en caso de que el plazo fijado en los bonos de aparcamiento hubiera pasado.La posibilidad de mecanizar la labor de los vigilantes ha sido estudiada a raíz de haber entrado en vigor la segunda fase de la zona de limitación de aparcamiento. A pesar de que entonces también se amplió la plantilla de vigilantes, el aumento no logró evitar que el número de vehículos a controlar se incrementara de sesenta a noventa por trabajador y hora.
Las consecuencias de este incremento de trabajo, que se intentó paliar con una reestructuración de las rutas a recorrer, se hicieron sentir inmediatamente. Muchos conductores vieron cómo una tarjeta de media hora les valía durante 45 minutos o una hora ante la incapacidad del vigilante a recorrer toda la zona en el tiempo marcado.
Entre las funciones a realizar por los controladores están las de comprobar si figura, en un sitio visible del automóvil, la tarjeta de residente y si ésta corresponde al barrio en el que se encuentra aparcado el vehículo; ver, en caso contrario, si tiene bono de aparcamiento de media hora, una hora u hora y media y si se han cumplido las normas para su utilización; apuntar el número de la matrícula, la hora y su condición de residente o no residente, y reseñar cuál es la situación de los vehículos (si están aparcados en doble fila, en zona de carga y descarga, en carril bus, etcétera).
Con el nuevo sistema, los vigilantes sólo tendrían que apuntar los datos de aquellos vehículos que estuvieran infringiendo las normas; el resto quedaría fijado en la memoria de la máquina para su posterior análisis estadístico. El precio de estas máquinas, sobre las que algunas compañías ya han hecho algunas propuestas, oscila, según parece, entre las 9.000 y las 15.000 pesetas cada una.
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