La "cumbre" de Ottawa
El lunes se inicia en Ottawa una conferencia que reunirá a los líderes de los principales países industriales de Occidente. El objeto de esta reunión en la cumbre, que durará apenas dos días, es discutir los grandes problemas económicos del mundo.Es de prever que Estados Unidos y su presidente, Reagan, sean sometidos a duras críticas por parte de los demás países. La principal de ellas se centra en la política monetaria aplicada por Estados Unidos, que está provocando el mantenimiento de unos tipos de interés muy elevados que a su vez producen una fuerte apreciación del dólar y el debilitamiento de las demás monedas. Para protegerse de una devaluación excesiva y para impedir fuertes salidas de capitales, los países europeos se han visto obligados a aumentar sus tipos de interés internos, con lo que han retrasado la recuperación económica hasta la primera mitad de 1982 como muy pronto. Las protestas actuales contra un dólar fuerte no deben, sin embargo, hacemos olvidar otras quejas en otras cumbres pasadas en las que los europeos protestaban de lo contrario: un dólar débil que favorecía las exportaciones norteamericanas. Para protestar siempre es tiempo.
Política monetaria restrictiva
La cuestión de fondo consiste en saber las razones por las que Estados Unidos mantiene una política monetaria tan restrictiva. La respuesta evidente es la necesidad de reducir la inflación que se extendía, como un cáncer por la economía norteamericana. Reducida la inflación, será posible crecer de nuevo sobre bases más estables. De ahí el mantenimiento de unos objetivos monetarios estrictos que son los que están provocando las tensiones actuales. Ahora bien, admitida la legitimidad del intento, cabe preguntar se si los objetivos señalados no son excesivamente restrictivos, y es aquí donde comienzan las discrepancias. Al decir de los norteamericanos, los objetivos monetarios son, efectivamente, ambiciosos, pero no tan restrictivos como parece a primera vista, y ello porque el sis tema financiero norteamericano -en plena transformación- suavizará las tensiones. Un objetivo explícito de crecimiento de la oferta monetaria (M 2) del 6 % al 9 % para 1981, cuando el crecimiento nominal esperado de la economía se sitúa en torno al 11%-12% es, sin duda alguna, un objetivo restrictivo. En España, las magnitudes equivalentes son un 16% de oferta monetaria para un crecimiento nominal de la economía del mismo orden.
¿Qué cederá primero?
El problema reside, como suele ocurrir en estos casos, en saber qué cederá primero: ¿los precios o la actividad económica? Los norteamericanos estiman que la incidencia sobre el crecimiento será menor de lo que se suele prever. Y ello porque la velocidad de circulación del dinero aumentará.
Nos encontramos aquí en el núcleo del problema, puesto que, si juzgamos con los criterios del pasado, esta evolución no parece plausible. Y, sin embargo, las transformaciones que está sufriendo el sistema financiero norteamericano son de tal envergadura que tampoco permiten descartarlo. Instituciones que hace unos años apenas tenían contactos con el mercado monetario aparecen hoy en el centro del mismo, realizando operaciones típicas de la banca y haciendo cada vez más difusa la línea que separe la creación monetaria del resto de las operaciones financieras. De ahí la dificultad de predecir qué puede suceder con el crecimiento de la economía norteamericana en los próximos meses.
Mientras tanto, los países europeos han de acostumbrarse a vivir con un dólar fuerte, con unos tipos de interés altos y con un difícil proceso de adaptación, tanto a las secuelas del aumento de los precios del petróleo como a las nuevas realidades tecnológicas que llegan de Estados Unidos y Japón. Además de protestar por los tipos de interés norteamericanos, los países europeos podrían concentrarse para hacer frente a estos nuevos desafíos, de los que, en definitiva depende su futuro.
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