_
_
_
_
Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Las comunidades autónomas y la promoción de las exportaciones

El recientemente publicado número 7 de la revista Papeles de Economía Española recoge un artículo propio que, bajo el título Las comunidades autónomas y la renovación del sistema español de promoción de exportaciones, recoge las principales ideas de mi intervención en una de las sesiones que, bajo presidencia del profesor Fuentes Quintana, pasaron revista hace unos meses a los problemas económicos españoles actuales.Cuando se celebró aquella reunión -era el mes de diciembre de 1980- existía un desasosiego profundo en los medios exportadores como consecuencia de un tipo de cambio notablemente desfavorable para las empresas con ventas al extranjero (el dólar se cotizaba en tomo a las 79 pesetas).

La situación al cabo de algunos meses parece haber cambiado de forma notable, pues ahora son más de noventa las pesetas que un exportador obtiene como reembolso de cada dólar cobrado del exterior.

Sería absurdo pensar, sin embargo, que la sola flotación a la baja de la peseta está arreglando los problemas de la exportación española.

La exportación española tiene presentes ante sí una serie de cuestiones que exigen de renovados planteamientos respecto a lo que hasta aquí se había venido realizando. Me atrevería a decir que nos hallamos ante un momento de cambio y definición en los parámetros económicos de tanta importancia, quizá, como fue el inicio de los años sesenta respecto a la etapa previa al Plan de Estabilización Económica de 1959.

El ejemplo del comportamiento exportador de algunas de las gran des empresas multinacionales implantadas en España nos lo muestra claramente.

España ha dejado de ser un país con mano de obra barata en donde se puedan fabricar productos trabajo intensivos para convertirse en un país del pelotón de los desarrollados que deben especializarse en productos más avanzados y no susceptibles de producción en países subdesarrollados.

Este cambio de parámetros económicos viene a coincidir además, en el terreno de lo político y de la política económica nacional e internacional, con varias circunstancias nuevas que obligan también a una renovada reflexión sobre el diseño de nuestro aparato de promoción de exportaciones. Debe citarse, en primer lugar, la marcha hacia la integración en la Comunidad Europea que España se ha marcado desde el mes de julio de 1977, en que el Gobierno de la Monarquía solicitara la admisión de pleno derecho. Es preciso citar, en segundo lugar, la nueva configuración de la España de las autonomías que, sin romper, lógicamente, con la necesaria unidad del mercado peninsular, da a las comunidades autónomas una serie de competencias de política económica.

Desde el plano de la política económica internacional, las circunstancias actuales son bastante distintas a las que estaban presentes en los dorados años sesenta, en que había euforia de desarrollo en todos los países y una creencia casi general -sólo matizada en los países que practicaban políticas de industrialización basadas en la sustitución de importaciones- en los beneficios y ventajas del libre cambio.

La economía internacional está hoy en crisis y son numerosos los grupos sociales de la mayoría de países que piden políticas proteccionistas para impedir que las importaciones hagan disminuir los niveles -ya de por sí bajos- de ocupación. Por otra parte, y para frenar las prácticas excesivamente potenciadoras de las exportaciones llevadas a cabo por algunos países, la comunidad internacional está dictando -a través, sobre todo, del GATT y de la OCDE- una serie de normas tendentes a evitar lo que algunos califican de neomercantilismo, por lo que lleva implícito de deseo de catapultar los productos nacionales hacia. el exterior al coste que sea.

Estos nuevos parámetros inciden en toda su amplitud en el sistema español de promoción de exportaciones y obligan a pensar que el esfuerzo promocional deberá ser reconducido hacia cauces en los que no se entre en colisión con la nueva normativa internacional, tendente a evitar un excesivo alejanúento de lo que pueden considerarse las normas de un comercio libre y concurrencial.

Adaptación al IVA

Por nuestro ingreso a la Comunidad deberemos abandonar nuestro actual sistema de desgravación fiscal a la exportación al adoptar el impuesto sobre el valor añadido en sustitución de nuestra actual imposición indirecta en cascada que ya hoy está siendo analizada -por nuestra condición de parte contratante del GATT- con lupa por nuestros principales partícipes comerciales, proclives a imponer determinados derechos compensadores, en contra de nuestras exportaciones.

Como miembros de la OCDE debemos respetar el compromiso comercial antiproteccionista suscrito y las normas sobre créditos a la exportación establecidas pará evitar que la competencia se traslade del campo de los productos al campo de las condiciones crediticias.

De la consideración conjunta de los aspectos económicos y políticos a que se ha hecho referencia se deduce la necesidad de un replanteamiento serio del porvenir de la exportación española.

En esta nueva fase, y cara al futuro, no va a ser suficiente establecer más y más espléndidas medidas de fomento a la exportación (desgravación fiscal, tráfico de perfeccionamiento, créditos a la exportación, etcétera), sino que será preciso activar mecanismos capaces de dar vigor a sectores capaces de alcanzar competitividad internacional.

Ello debe basarse en ayudas de marketing hoy por hoy no prohibidas por los organismos internacionales reguladores del comercio mundial y en ayudas de reestructuración industrial capaces de dar nueva competitividad internacional a los sectores productivos en los que se vislumbren posibilidades de futuro.

Esta nueva acción propulsora va a requerir de los esfuerzos del Gobierno central, los Gobiernos autonómicos y las organizaciones del sector privado capaces de impulsar la política de exportación.

Está claro, de acuerdo con la Constitución española, que el Gobierno central tiene competencia exclusiva sobre el comercio exterior, pero, cara a esta nueva filosofía promotora, las comunidades autónomas deben aportar una contribución eficaz a la tarea colectiva de potenciar la base exportadora.

Francesc Granell es profesor agregado de universidad y director general de Promoción Comercial de la Generalidad de Cataluña.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_