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Otra vez ETA

A su larga y dramática lista de asesinatos, ETA añadía el domingo dos víctimas más: un teniente del Ejército y un guardia civil.Algún observador ha señalado que ETA se encuentra en estos momentos entre la espada y la pared. Si asesinan altos jefes del Ejército o miembros de la vida política, y al margen de otras consideraciones éticas que no conviene olvidar, toda la opinión pública se les echa encima, salvo minorías. Sus actuaciones criminales ponen en riesgo el desarrollo del actual proceso democrático. ( ... )

( ... ) Los estrategas de ETA saben también que el cambio que buscan con sus acciones armadas está condenado al fracaso de antemano. La Euzkadi reunificada, socialista y euskaldún de la que tanto han escrito en sus comunicados es hoy imposible. Sin embargo, no olvidan que para buscar una hipotética fórmula negociada no pueden parar sus acciones. ¿Cuál es la salida a ese callejón sin salidas? Una violencia controlada, que no enfurezca demasiado a la opinión pública ni provoque reacciones fuertes en las autoridades francesas. Las dos últimas víctimas pueden inscribirse en ese marco.

Sin embargo, se puede decir que ETA ha fracasado y que a la larga tiene que desaparecer, porque no hay hueco para sus actividades en una sociedad democrática madura; ni siquiera para las minorías que más o menos solapadamente les apoyen en la vida cívica y política. La única salida para ETA sería una interrupción violenta del actual proceso político del Estado por determinadas fuerzas reaccío narias -nuevas versiones del 23-F- o también con una aplica ción lenta y descafeinada del Estatuto de Gernika, que llenaría de insatisfacción,a grandes núcleos de la población vasca. Los dos riesgos tiene que evitarlos el Gobierno de Madrid. El sólo tiene la clave. ( ... )

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Sin caer en un optimismo simplista, y aceptando que el tema es largo y complejo, se puede decir que se ve el final del túnel. Será una cuestión d e tiempo, inteligencia, generosidad y paciencia por parte de todos, sobre todo el Gobierno central. La opinión pública masivamente está por la paz y el diálogo, especialmente en Euzkadi. Sin embargo, hay algo que el hombre de la calle no puede ni debe olvidar. Además de tener conciencia clara que la violencia y los asesinatos van contra todo derecho y que sólo llevan este país al caos, debe estar dispuesto a respaldar activamente la lucha por la paz, siempre que se produzca en el marco de la Constitución y en el respeto efectivo de los derechos humanos de las personas, de los grupos y de los pueblos. En el enfrentamiento contra ETA, o se está a favor, o en contra. No caben las inhibiciones ni las falsas neutralidades de nadie. Esto lo sabe toda la opinión ciudadana. ETA, también.

7 de julio

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