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El incremento de los beneficios y la disminución salarial crean favorables expectativas de inversión

Los gastos de personal de las empresas han comenzado a experimentar un ligero cambio en su tradicional tendencia creciente de los últimos años, lo que, unido a la también ligera recuperación de sus beneficios netos, ha contribuido a crear unas mejores expectativas económicas y de inversión en el panorama de la economía española, según se deduce del cuarto examen económico-financiero de la empresa española, que fue presentado ayer en Madrid por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) y el Banco Zaragozano.

Elaborado por cuarto año consecutivo bajo la dirección del catedrático Alvaro Cuervo y el economista Pedro Rivero, el estudio es una interesante aportación al análisis de la realidad económico-financiera de las empresas, al intentar sintetizar en un documento todos los datos disponibles sobre balance, cuenta de resultados y principales ratios de las mismas.Sin embargo, el documento fue hasta hasta cierto punto contestado ayer en el acto de su presentación -al que asistió el gobernador del Banco de España, José Ramón Alvarez Rendueles-, especialmente por Pedro Carrión, subdirector general de Financiación Interior del Ministerio de Economía y Comercio, y por el presidente de la Asociación Española de Banca, Rafael Termes, quien aconsejó a sus autores la futura introducción de algunos datos no considerados en la presente edición -tales como el efecto de la inflación en los resultados finales de las empresas-, que muy posiblemente modificarían los ratios y, por más, las conclusiones finales del estudio.

Elaborado sobre los datos facilitados por 215 empresas, con 425.000 trabajadores, 550.000 millones de pesetas de recursos propios y una cifra de ventas conjunta superior al billón de pesetas en el año 1979, los autores destacaron del informe las siguientes conclusiones:

1. Los gastos de personal han experimentado en este ejercicio un cambio de tendencia, disminuyendo en términos relativos algo más de medio punto su participación en la cifra de negocios o venta. Esto puede interpretarse, según los autores, bien como un indicador de la disminución del «nivel de aspiración» de los trabajadores, bien como un logro de acuerdos sociales, bien como una manifestación obvia de la tendencia a la reducción de plantillas que, sin merma en la producción, existe en las empresas.

2. Los gastos financieros siguen su tendencia creciente de los últimos años, y han pasado de representar el 5,51 % en 1978 al 5,69% en 1979. Las previsiones para 1980 reafirman la tendencia al aumento de la participación de los gastos financieros en el valor añadido de las empresas.

3. El beneficio neto para el conjunto de las 251 empresas de la muestra ofrece una tendencia a la recuperación, que es del orden del medio punto. En el año analizado, este beneficio representaba un 3,52% de la cifra de negocio, lo que supone un hecho esperanzador, a Juicio de los autores, ya que permite alentar la inversión.

4. Respecto a 1980, las expectativas apuntadas por la encuesta suponen pensar que se van a mantener los costes de materias primas, trabajo, servicios exteriores y personal y un incremento de los gastos financieros. Asimismo se prevé un aumento contable del beneficio de la explotación.

Los autores, a la hora de explicar los ratios y conclusiones de su análisis, insistieron en una matización que a todas luces ha influido en los resultados y ratíos finales del estudio. Esta matización se refiere a la forzada actualización de balances, que han hecho muchas empresas y que, como primera consecuencia, han provocado una mejora contable de la relación de endeudamiento en la estructura financiera de las mismas.

A este respecto, tanto Pedro Rivero como Alvaro Cuervo señalaron que esta actualización de activos ofrece el riesgo de la sobrevaloración de los mismos, por ejemplo, a la hora de considerar el valor de utillajes industriales y maquinarias ciertamente obsoletos.

Con todo, en la estructura económica, se nota que ha aumentado el denominador en la relación ventas netas/activo pasivo total neto. Por otro lado, la estructura de gastos se mantiene, con lo que los gastos fijos suponen el 41 % de los totales de las empresas, al tiempo que aumentan las ventas por trabajador, quizá como consecuencia de una mejora en la productividad inducida por las reducciones de los niveles de empleo.

En el capítulo de la gestión financiera, la rentabilidad de las empresas parece mantenerse estable, pero se da la doble circunstancia clásica del presente momento financiero del país de que mientras aumenta el coste de los fondos ajenos disminuye la rentabilidad de los fondos propios, lo que supone un auténtico elemento desalentador para la inversión, a juicio de los autores. Así, la tasa de autofinanciación sufre una lógica dlsminución en el ejercicio, y la devolución de la deuda se incrementa.

Uno de los problemas que los autores del estudio han tropezado a la hora de analizar la financiación de las empresas es la ausencia de datos en los balances y cuentas de resultados sobre el monto del descuento comercial. Este inconveniente, que fue resaltado también por Rafael Termes y el resto de los ponentes que intervinieron en el acto de presentación, hace pensar que la financiación a corto plazo de las empresas es muy superior a la reflejada en el ratio de endeudamiento sobre pasivo, y que es sólo sobre pasivo exigible.

Es importante señalar, y los autores así lo hacen, que a la hora de analizar la tendencia al crecimiento en los gastos financieros que las empresas, aun mejorando sus partidas de amortización y cantidades destinadas a previsión de fallidos, éstas resultan insuflcientes para los niveles de riesgos.

Respecto a la estructura financiera de la empresa, los autores señalaron que el problema no es que sea buena o mala, sino que la cuestión es que es la única que existe.

En cualquier caso, el estudio denota que las empresas medianas y pequeñas presentan en España una mayor rentabilidad y un menor endeudamiento, mientras que las grandes empresas ofrecen todo lo contrario.

Asimismo, los autores resaltaron el hecho de muchas empresas que están condicionadas por su vinculación a la Bolsa, o, por el contrario, su total independencia de las cotizaciones bursátiles. Con todo, la Bolsa presenta hoy una reducida importancia en la financiación de las empresas analizadas, aunque algunas de ellas -las que cotizan- parecen depender totalmente en su estructura del hecho de que tienen que repartir el dividendo,

Por otro lado, otro factor puesto de manifiesto por los autores es que el estudio revela que las einpresas «no vinculadas» a la banca mantienen unos niveles de beneficio mucho mayores, al tiempo que la estructura de endeudamiento es mucho más racional.

Este punto motivó alguna intervención sobre el coste del crédito, que dio pie a Rafael Termes para insistir en su clásica disertación sobre la relación entre el coste del dinero y la situación de las empresas, de las que dijo que el problema es que ganan poco.

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