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KH-7, la rentable historia del quitagrasas que nació por casualidad

El popular producto se utilizaba para limpiar circuitos en joyería y se reconvirtió para uso doméstico

Josep Maria Lloreda director general de la empresa KH7
Josep Maria Lloreda, director general de la empresa KH7.

Las oficinas de KH Lloreda, ubicadas en Granollers (Barcelona), se asemejan más a la sede de una escudería de rallies que a una empresa especializada en quitagrasas. Tienen hasta un plató de televisión donde ellos mismos se graban sus propios anuncios —Chenoa ha sido una de las últimas en pasar por los estudios—. Josep Maria Lloreda, propietario y director, de 70 años, acaba de llegar de la Titan Desert, la carrera por el desierto de Arabia en la que tienen un equipo patrocinado, y en apenas unas semanas recorrerá Rumania entera en un buggy. “Me gusta estar en constante movimiento. Seguramente esta es una de las claves de éxito de la empresa. Estoy en el mejor momento para disfrutar de la vida”, asegura. Una motocicleta de enduro con el logo de KH-7 —su producto estrella— ocupa el centro de la planta de oficinas. Se trata del vehículo de Laia Sanz, siete veces campeona del Dakar y una de las principales embajadoras de la marca barcelonesa que este año cumple 75 años de historia. Es líder en quitagrasas —42,8% de cuota— y en quitamanchas —48,1% de cuota—, según el informe de Nielsen 2023 Valor.

Lo que empezó como un pequeño negocio familiar que se dedicaba a limpiar joyas y circuitos electrónicos ha acabado como un icono de los productos de limpieza. Fundada en 1949 por su padre, Jaume Lloreda, la empresa se creó para pulir y limpiar sortijas y piedras preciosas. Joyero de formación, empezó a recibir encargos para recubrir con oro las soldaduras de collares y pulseras. “En las joyas antiguas había esquinas amarillentas que afeaban el producto. Mi padre fue uno de los pioneros en recubrirlas para que fueran más estéticas. Recubríamos los relojes de los Mercedes-Benz que se fabricaban en los años setenta y ochenta, y hasta llegamos a trabajar con satélites”.

Llegó la crisis de los noventa y afrontó su peor momento. “Desaparecieron gran parte de los fabricantes de circuitos eléctricos y de joyería y bisutería de un día para otro. Y, encima, murió mi padre”. Muy cerca del final, fue entonces cuando empezó todo. El pulverizador que ocupa las estanterías de media España tenía la única función por entonces de limpiar los circuitos que, posteriormente, recubrían con metales preciosos. “Un día vi a mi madre limpiar la campana de la cocina con él. De hecho, llevaba haciéndolo muchos años. Tras una conversación con ella, decidí empezar a comercializarlo”.

En 2023, KH Lloreda llegó a los 58 millones de euros de facturación, y la previsión es que supere los 65 millones a finales de este curso. “La principal novedad es que hemos introducido una gestión neuronal de la empresa. Tenemos tres directores especializados en tres áreas distintas, por lo que el margen de error se reduce considerablemente”, cuenta el máximo responsable. Otro de los elementos que acompañó esta nueva gestión fue, según Lloreda, tirar todas las paredes de las oficinas al suelo. “Ahora, los trabajadores pueden colaborar mejor entre ellos, crear sinergias y aprender de sectores que hasta ahora desconocían”.

Este año, la inversión en innovación tecnológica se ha elevado hasta 1,5 millones de euros. “Contamos con seis personas en investigación y tres personas en ingeniería. Nuestra gran apuesta es el desarrollo de la inteligencia artificial aplicada a la empresa”. Los silenciosos robots de la fábrica producen 120.000 botellas al día. El dueño de la empresa catalana presume también de contar con la botella más pequeña del mundo (por volumen). Pesa, dice, solo 28 gramos, y este otoño saldrá una nueva versión que será 100% reciclable. “El usuario podrá tirar la botella entera al contenedor de plástico, porque hasta la etiqueta será apta para ello”. Con 77 trabajadores, la empresa ha desembarcado en EE UU y está en 14 países. A finales de este año comenzarán a trabajar en Irlanda. Perú y Colombia son sus dos próximos objetivos.



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