"España está enferma de agnosticismo ateo", dice el cardenal primado

«España está enferma de agnosticismo ateo. Está rebrotando un anticlericalismo viejo, feo y pobre, que daña mucho a nuestro pueblo. Debemos adquirir conciencia del momento en que vivimos y replicar a estas corrientes con una honda religiosidad», declaraba el cardenal primado, Marcelo González, en la clausura de la semana de teologia celebrada en Toledo.

Durante seis días teólogos nacionales y extranjeros han disertado ante unas 600 personas sobre distintos temas particularmente relacionados con la significación de María, sobre los que se ha «procurado ofrecer la santa doctrina de la Iglesia, dicho sea sin afán polémico, sino sólo dialéctico. No podemos dilapidar lo que hemos heredado. Hay que luchar contra ese ateísmo que se quiere imponer en nuestra sociedad», añadía el prelado castellano.Esta denuncia se añade a la de otros obispos españoles, tal la del obispo de Vich, que escribía la semana pasada en su hoja diocesa: «El uso incivilizado del derecho a ofender a personas y ministerios sagrados parece que se ha hecho costumbre, que ha tomado carta de ciudadanía dentro de nuestro humanismo, y de ello parece que no hay nada que decir». Otro tanto declaraba el obispo de Tuy-Vigo en su exhortación pastoral Roma, hoy y siempre. «En estos tiempos de hipercrítica de las instituciones eclesiales e incluso de ataques a la figura del Papa, hemos de reforzar la devoción a la cátedra de Pedro». Estas quejas se refieren al tratamiento de la religión en el cine, el teatro, la canción, las revistas pornográficas y otros medios de comunicación social.

«El renacimiento de un anticlericalismo de resabios arcaícos», como decía el reciente documento episcopal publicado con motivo del Día de las Comunicaciones Sociales, viene siendo denunciado por instancias jerárquicas de la Iglesia española. Entre ellas se encuentra también la del cardenal de Barcelona, Narciso Jubany Arnau: «El concepto laicista del Estado», escribe, «estuvo de moda en Europa durante todo el siglo XIX y bLiena parte del actual. El laicismo ante el hecho religioso no es ni respetuoso ni neutral, sino hostil. Para el prelado catalán el estado laico es perfectamente aceptable por los cristianos, ya que garantiza el ejercicio de todos sus derechos. Lo que pasa es que algunos de nuestros demócratas no son laicos, sino laicistas».

El teólogo González Ruiz salía al paso recientemente de este sentimiento generalizado entre los obispos españoles, constatando un cambio radical en el tratamiento de la religión por la sociedad española. «Podemos estar satisfechos de haber realivado óptimos e insospechados progresos en estos últimos años», escribía.

Una alta personalidad eclesiástica, que también estaba de acuerdo con el renacimiento de un sentimiento anticlerical, comentaba públicamente «que nos es ajeno a ello la manera con que la Iglesia ha tratado ciertos temas. No se han hecho bien las cosas», concretaba, «con el asunto de la enseñanza».