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Guerra abierta de las compañías contra los productores de petróleo para rebajar los precios

Las compañías multinacionales del petróleo están librando con los países productores de crudo uno de los «pulsos» más sorprendentes de los últimos años, con el fin de traducir el excedente de oferta que existe en el mercado en una reducción real de los precios del barril de petróleo. En esta «guerra de nervios», que puede ser decisiva para la estabilidad de este mercado en los próximos meses, están también participando varios países consumidores, especialmente aquellos que dependen más de los contratos Gobierno a Gobierno para su abastecimiento que de las entregas de las compañías.

El último capítulo de este inusitado pulso ha salido a la luz con el enfrentamiento entre las compañías British Petroleum y Exxon, por un lado, y el régimen libio del coronel Gadafi, por otro. La compañía británica ha anunciado su decisión de suspender, a partir del pasado 1 de julio, todas sus compras en el país norteafricano hasta que éste decida rebajar sus precios. Simultáneamente, la compañía Exxon también ha comunicado a Trípoli que no cumplirá todos sus compromisos de compra, ya que no le es rentable adquirir crudo libio a los viejos precios.La Exxon ya había iniciado días antes el primer capítulo de esta guerra al anunciar que había suspendido todas sus compras de petróleo mexicano, poco después que el Gobierno azteca decidiera elevar en dos dólares el precio de su barril. Otro tanto ha hecho la francesa Total. El Gobierno mexicano, previamente, había rebajado en cuatro dólares el precio de su crudo, pero la tormenta interna que esta decisión provocó (entre otras consecuencias, motivó el cese del presidente de su compañía nacional Pemex, Díaz Serrano) aconsejó desdecir aquella postura y volver a subir, en dos dólares, el nuevo precio.

Contrariamente a esta postura firme de la Exxon, la española CEPSA informó ayer que había aceptado el nuevo precio del crudo mexicano para el tercer trimestre del año en curso, aunque si bien es cierto que había decidido reducir la cantidad global de crudo, que adquiere en dicho país en por lo menos 20.000 barriles diarios, es decir, un tercio del total.

Pese a la posición dispar de CEPSA, los casos de British Petroleum y Exxon se han convertido en la prueba definitiva de lo que puede ser el mercado en la segunda parte de este año. En este sentido, la publicación neoyorquina Petroleum Intelligence Weekly informó en su último número que otras compañías habían hecho lo mismo, y no sólo con Libia, sino también con Argelia y Nigeria, precisamente los países más radicales de la OPEP y que además tienen los precios más altos del abanico.

No obstante, la «guerra» con Libia es la primera que ha saltado a la luz. Prácticamente todos los compradores privados que tienen relaciones con Libia habían presionado sobre Trípoli para que accediera a una rebaja de cuatro dólares en sus precios. El Gobierno del coronel Gadafi, sin embargo, se ha negado a aceptar esta rebaja y tan sólo ha cedido a hacer un descuento de un dólar y diez centavos en su precio oficial de 41 dólares.

Pero la respuesta visible de algunas compañías ha sido denunciar esta rebaja como «inadecuada» y dejar en suspenso sus contratos en espera de que Libia se preste a unos términos más razonables. Hasta ayer, sin embargo, el Gobierno de Trípoli no había reaccionado e incluso algunos medios de la capital libia indicaban que la rebaja de un dólar no era cierta.

Sobran dos millones de barriles

Cierto o no, el caso es que el mercado mundial de crudo se encuentra en uno de sus momentos más deprimidos desde 1975. Cálculos realizados por la Agencia Internacional de la Energía sitúan el excedente actual del mercado mundial de petróleo entre dos y tres millones diarios de barriles. Este excedente está causando estragos en los planes inversores de algunos productores de crudo, especialmente los más pequeños, y ha provocado que algunos países apliquen rebajas, a veces oficiales, en sus precios.Ecuador, México, Reino Unido, Noruega y Omán han anunciado oficialmente una reducción en sus tarifas, siendo ésta de cuatro dólares en los casos más importantes, como son los de México, Reino Unido y Noruega. De estos países, sólo Ecuador es miembro de la OPEP, pero en los últimos días el debilitamiento del mercado ha llegado a ser de tal calibre que está afectando a la totalidad de los productores del consorcio.

Anticipando esta situación, la OPEP ya decidió, en su última conferencia ministerial, el pasado mes de mayo, congelar sus precios y reducir en lo posible su producción. El pasado 1 de junio, la OPEP, con excepción de Arabia Saudí, redujo en un 10% su producción, pero ha bastado sólo un mes para demostrar que esta reducción ha sido insuficiente para mantener los viejos precios.

Una idea de la gravedad de la situación la puede dar el hecho de que en el período 1978-1979 los trece miembros de la OPEP tenían una producción conjunta de unos treinta millones diarios de barriles. Esta producción se ha visto mermada en los últimos dos años en cerca de siete millones diarios de barriles hasta llegar a ser, el pasado mes de marzo, de unos veintitrés millones.

Este grave debilitamiento del mercado ha perjudicado, en primer lugar, a las principales compañías petroleras, que además de ver reducir sus gigantescos beneficios del pasado, se han visto forzadas a vender sus repletas existencias a unos precios mucho más bajos de los que pagaron cuando las adquirieron. Así las cosas, es comprensible que algunas de ellas se hayan decidido a librar una batalla con los productores, especialmente en estos días que deben discutir sus compras para el último semestre del año.

Hasta la fecha, el único país que ha cedido a esta presión, de los englobados en la OPEP, ha sido Nigeria. Varios barcos cargados de crudo nigeriano han sido vendidos, en los mercados de entrega inmediata, a 36 y -17 dólares, es decir, casi cuatro dólares menos de su precio oficial.

Nigeria, junto a Argelia, Gabón y Libia, trató de coordinar, el pasado mes de Junio, su política de precios con el resto de países africanos del consorcio, en una reunión celebrada en Argel. De este encuentro, efectivamente, salió un acuerdo para mantener el precio oficial, pero este supuesto compromiso de no ceder está haciendo aguas dos semanas después de anunciarse.

Los expertos estiman que la decisión libia de reducir su precio de 41 a 39,90 dólares por barril es más sintomática de lo que va a pasar en el mercado de petróleo antes de que termine el año. Si. Libia, un país que muy bien puede reducir su producción dadas sus relativas necesidades de capital, se ve forzada a rebajar el precio, no cabe duda de que otros países productores tendrán que hacerlo, ya que su demanda de financiación es mucho mayor y más acuciante.

La duda está en saber cuánto tiempo va a durar esta situación y si el pulso se va a prolongar durante todo el semestre. Para conocer el desenlace quizá haya que tener en cuenta que, pese a que el momento es favorable para los consumidores, muchos productores han llegado a amenazar a sus clientes con tomar represalias cuando el mercado les sea a ellos favorable.

Es así comprensible que algunos países, entre los que se encuentra España, se hayan decidido por una política de adaptación. José Luis Díaz Fernández, vicepresidente de Eripetrol, reconocía esta semana, ante un grupo de periodistas, que su compañía no había denunciado ninguno de sus contratos a largo plazo.

Si bien es cierto que Eripetrol se suministra principalmente en Arabla Saudí y Qatar, países cuyos precios son los más bajos del abanico OPEP, el resto de las empresas españolas del sector tampoco ha participado en esta guerra, aunque esto no quiere decir que la misma no le afecte. El ejemplo ha sido también seguido por CEPSA.

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