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Entre Alá y Marx

Los Muyaidines Jalq (Combatientes del Pueblo), que el imán Jomeini ha acusado, sin nombrarlos, de haber sido los autores del atentado contra la sede del Partido de la República Islámica (integrista religioso) en Teherán, son la organización islámica de izquierda más importante de Irán y sus actividades están prohibidas.El movimiento dirigido por Massud Rajavi, de 33 años, apareció a finales de los años sesenta como grupo de lucha armada clandestino contra el régimen del sha y tomó una gran amplitud tras la caída de la monarquía. La ideología sincrética de los muyaidines funde el islamismo con algunos conceptos marxistas.

Fuertemente implantado en Teherán y en el norte del país, dispone de un importante aparato que se apoya en varias decenas de miles de simpatizantes.

Los muyaidines decidieron cerrar todas sus oficinas en junio de 1980 "hasta que sean reconocidos los derechos de expresión política tal y como lo prevé la Constitución islámica".

La rama militar de los muyaidines, la milichia (milicia) parece tener importantes depósitos de armas que obtuvo durante la revolución jomeinista.

La organización publica varios periódicos, entre ellos un boletín en inglés, que a pesar de estar prohibidos tienen una amplia difusión en el país.

Los muyaidines dieron su apoyo al ex presidente Abolhassan Banisadr en el conflicto de éste con los religiosos integristas.

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Especialmente, organizaron una manifestación el pasado 20 de junio, que degeneró en combates callejeros entre los simpatizantes del ex presidente iraní y los del integrismo islámico. Estos incidentes provocaron, al menos, treinta muertos.

Varias decenas de miembros de la organización fueron detenidos tanto en Teherán como en otras ciudades iraníes. Algunos de ellos fueron condenados a muerte y ejecutados.

El pasado 24 de junio, el nombre de la organización fue "proscrito" por los integristas religiosos y reemplazado por el calificativo de monafeghin (hipócritas).

Banisadr, que pasó a la clandestinidad hace veinte días, podría estar escondido en alguno de los innumerables refugios que los muyaidines poseen en Teherán, según los observadores.

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