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Olarra ofrece alternativas a la reducción de plantilla

En la junta general de accionistas de Olarra, SA, el presidente, Luis Olarra, se mostró optimista de cara al futuro, mostró la disposición de la empresa a negociaciones para que no haya reducción de plantilla y culpó al tipo de cambio de la peseta de parte de los males del pasado año. «El mantenimiento de una paridad absurda ha supuesto para España un alto coste, con pérdida de competitividad y grave descapitalización de las empresas exportadoras», afirmó.Las pérdidas en 1980 ascendieron a 340 millones de pesetas. Esta cifra, sensiblemente superior a la registrada en el ejercicio de 1979 (286 millones), fue justificada por Luis Olarra en base, entre otros motivos, a la resaca de la suspensión de pagos, recientemente levantada; los cuatro meses de huelga que ha soportado la empresa y, en general, por la crítica situación del sector exportador. «El año ha sido duro y difícil, no solamente para Olarra, SA, sino para la mayoría de las empresas españolas, que han sufrido la debilidad profunda del mercado exterior y nacional, agravada por los problemas propios del país».

El problema es el alto coste del dinero

Insistió Olarra que, si bien el encarecimiento del petróleo ha incidido de forma directa en la actual crisis, el problema fundamental de la economía española, que afecta de manera directa a los empresarios, es el alto coste del dinero. «La reacción del mercado», dijo, «se producirá cuando el coste de aquél se reduzca, permitiendo con ello a los almacenistas aumentar sus existencias, ya que las mismas están actualmente a niveles bajos Olarra, SA, está en condiciones de afrontar el futuro desde posiciones de fuerza en cuanto se remonte la crisis».Al referirse a aspectos laborales de la empresa, Luis Olarra aludió al sector de CC OO ligado al movimiento comunista, que desde el comité de empresa protagonizó la huelga de cuatro meses, y aseguró que «en nuestra empresa no se impondrá más el criterio de un grupo de indeseables». Posteriormente afirmó que, en función de los acuerdos a que se pueda llegar con los trabajadores, «habrá o no reducción de plantilla». «Se entiende», añadió, «que hay soluciones para que no se llegue a la reducción de plantillas. Habrá por coyuntura regulaciones de jornada, pero no reducción, si tenemos capacidad de resolver entre todos los problemas y llegar a soluciones para un período relativamente amplio».

Se refería, sin duda, Luis Olarra al resultado de las negociaciones que la empresa ha iniciado con los representantes de los trabajadores de cara a la firma de un convenio que aquella desea tenga una vigencia por tres años. La representación laboral se muestra en principio en contra y pretende que la duración se reduzca a un año.

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