La reestructuración de la defensa británica afectará ante todo a la Marina
La revisión de la estructura de la defensa británica, anunciada ayer por su secretario de Estado, John Nott, no afectará al presupuesto general, pero sí a la marina de guerra. La flota de superficie contará con cincuenta destructores y fragatas, en vez de 59 como hasta ahora, y con sólo dos portaviones, en vez de los cuatro que mantiene en la actualidad. Este programa, válido para la década de los ochenta, viene forzado, entre otras razones, por la decisión del Gobierno británico de adquirir los submarinos equipados con misiles nucleares Trident, cuyo coste se elevará a 5.000 millones de libras (casi un billón de pesetas) en los próximos quince, años.En la Cámara de los Comunes, Nott reiteró que el Reino Unido, gastaba en defensa un 5,2% de su producto interior bruto, y añadió que el presupuesto militar seguiría aumentan do en un 3% real de aquí a 1986, de acuerdo con lo acordado en el seno de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). La reestructuración no supone, pues, un recorte de los gastos, sino un nuevo reparto de los fondos disponibles, del que ha salido malparada la marina.
La marina británica proporciona un 70%, de las fuerzas aliadas en el Atlántico este, aunque en este campo la OTAN parece superior al Pacto de Varsovia por su tecnología y porque controla el paso entre Groenlandia, Islandia y el Reino Unido. El otro tema espinoso de los efectos de la revisión es el del ejército británico del, Rin, encargado de defender 65 kilómetros del frente central de la OTAN. Por obligación contractual, el Reino Unido debe mantener allí 55.000 hombres, y Nott ha abandonado la idea de reforzarlos con más personal.
En total, el Ejército británico perderá unos 7.000 hombres, reducción esta que se verá compensada, en opinión de Nott, por un refuerzo - 16.000 hombres y mujeres- de las reservas del ejército territorial.
Los astilleros de Chatham serán cerrados en 1984, y los de Portsmouth, con su base adyacente, tendrán que disminuir su actividad. Nott indicó que el Gobierno tendrá que estudiar alternativas para ayudar a la economía de Gíbraltar si se decide que los astilleros allí existentes no pueden seguir funcionando indefinidamente.
Tras consultar con el secretario de Defensa de Estados Unidos, Caspar Weinberger, Nott ha decidido estudiar la posibilidad de establecer fuerzas navales operantes para visitas y ejercicios conjuntos con los aliados fuera del área cubierta por la OTAN. La declaración viene a coincidir con la llegada ayer a Londres del vicepresidente de Estados Unidos, George Bush, quién se entrevistó con la primera ministra, Margaret Thatcher, y con el titular del Foreign Office, lord Carrington.
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