Banisadr no comparecerá probablemente al debate parlamentario de hoy sobre su destitución

El presidente iraní, Abolhassan Banisadr, no ha abandonado el país y se encuentra en Teherán, según declaró ayer una hermana suya. A continuación, dijo que Banisadr «no asistirá a la sesión parlamentaria» que debatirá la incompetencia del presidente iraní y aclaró que su hermano «no ha dimitido, pese a los rumores que se han difundido en este sentido».

Entrevistada por teléfono en su domicilio, la hermana de Banisadr, que pidió que no se revelara su nombre, dijo que vio al presidente por última vez hace tres días y que desde entonces ha hablado con él por teléfono.Tampoco se presentaría Banisadr al Ministerio de Justicia, dijo su hermana, si se le pidiera que nombrara un tribunal especial, ya que «no lo consideraría legal».

A la pregunta de si Banisadr piensa abandonar el país o esconderse «para siempre», la entrevistada dijo que su hermano no saldrá de Irán y preguntó, a su vez, si «los que se oponen a mi hermano ¿piensan quedarse para siempre en este país?»

Por su parte, la oficina del fiscal revolucionario de Teherán reconoció ayer no saber el paradero del presidente Abolhassan Banisadr, que tendría que comparecer hoy ante el Parlamento en un proceso que puede desembocar en su destitución.

Desde que el máximo dirigente iraní, el ayatollah Ruollah Jomeini, destituyó a Banisadr de su cargo de comandante en jefe de las fuerzas armadas, el jueves de la semana pasada, no se ha vuelto a ver en público al presidente.

Las autoridades iraníes dieron órdenes a todos los puestos fronterizos para que extremen su atención».

Pero el fiscal Lajavardi, fiscal revolucionario de Teherán, admitió que es posible que Banisadr haya abandonado ya Irán.

En Ankara, un alto representante de la Junta Militar turca declaró que se concedería probablemente asilo político a Banisadr si éste lograse llegar a Turquía. También el ministro de Exteriores francés, Claude Cheysson, ofreció asilo a Banisadr.

Mientras tanto, la radio de Teherán emitió un mensaje del ayatollah Jomeini en el que predijo que la caída de los «contrarrevolucionarios» y de los «intelectuales influenciados por Occidente» está cerca.