El decreto de reindustrialización ajustará la siderurgia antes de entrar en la CEE

El ministro de Industria y Energía, Ignacio Bayón, definió ayer el decreto-ley de Reconversión Industrial como un instrumento legal que permitirá a las empresas tomar posiciones ante una previsible entrada en la Comunidad Económica Europea sin necesidad de proceder a la reconversión justo cuando se abran definitivamente las puertas de la CEE.En el transcurso de la asamblea general anual de Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid), celebrada ayer en Madrid, el ministro de Industria y Energía hizo un balance de los instrumentos de su departamento durante el último año puestos al servicio del sector siderúrgico, balance que permite, dijo, contemplar un panorama no muy halagüeño, pero no excesivamente dramático.

Los instrumentos en cuestión son la reanudación de los principlos de concierto social mediante la firma del acuerdo nacional sobre empleo; el decreto-ley de Reconversión Industrial, que pretende ajustar oferta y demanda y que hoy se publicará íntegro en el BOE; el decreto sobre reconversión de los aceros especiales y la constitución de la emprisa Aceriales, mediante la cual el propio sector procederá a su ordenación; el decreto-ley sobre Reconversión de la Siderurgia Integral, que afecta al 50% del total de capacidad de oferta, y la aprobación por parte de la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos el pasado martes de la aplicación del sistema de precios CECA a la siderurgia, que establece un sistema de precios más libre y menos intervenido. Por último, está prevista una sexta medida que, de acuerdo con los empresarlos, podría establecer una cierta ordenación en el mercado de diversos productos sobre los que pueden converger distintos sectores.

El presidente de Unesid, Miguel Salís, realizó una descripción de la situación actual del sector siderúrgico, en la que destacó que el nivel de consumo de acero en España ha descendido a dos tercios de lo que era hace siete años y a menos del 50% de lo que en aquella fecha había previsto el Programa Siderúrgico Nacional para 1981; los costes generales son un 160% más altos que en aquellas fechas y los precios, en algunos casos, no son mayores que los de entonces, ni siquiera en pesetas, corrientes.