Francia concedió extradiciones a Italia y la RFA en los últimos años
La precipitada extradición de Klaus Croissant en la noche del 17 de noviembre de 1977 rompía una tradición secular francesa: el derecho de asilo político. Pocos meses antes, el Consejo de Estado había anulado el decreto de extradición de un ciudadano español, Pedro Astudillo, recordando que el artículo 5º de la ley de 10 de marzo de 1927 prohibía la extradición si ésta se pedía con fines políticos. En el caso de Klaus Croissant, el Gobierno francés decidió proceder sin consultar al Consejo de Estado nada más ser conocida la sentencia judicial.Tres semanas antes, Alain Peyrefitte, ministro de Justicia, había declarado: «Francia no puede convertirse en una tierra de asilo a los terroristas». En cualquier caso, la extradición de Croissant dio lugar en el vecino país a múltiples manifestaciones de protesta y a una polémica en la que no sólo la izquierda mostró su desacuerdo con el Gobierno.
La detención del catedrático italiano Franco Piperno, acusado de complicidad en el secuestro y asesinato de Moró, volvió a plantear el problema. En un principio, los jueces franceses denegaron la extradición y solicitaron nuevos datos a sus colegas italianos. A continuación, el 11 de octubre de 1979, el Tribunal de Apelación de París dio «una sentencia favorable parcial» a la demanda de lajusticia italiana. Al día siguiente, Piperno era extraditado a Italia. El 30 de junio de 1980 fue puesto en libertad por falta de pruebas.
El problema surgió nuevamente tras la decisión del tribunal de Aix-en-Provence, el 5 de septiembre de 1980, de aprobar la petición italiana de extradición del neofascista Marco Affatigato, presuntamente implicado en el atentado de la estación de Bolonia. De nuevo el Gobierno francés concedió la extradición inmediata.
El 18 de diciembre de 1980, Marco Donat-Cattin, hijo de uno de los dirigentes de la Democracia Cristiana italiana y presunto dirigiente de la organización terrorista Primera Línea, era detenido en París. El 27 de febrero de 1981, tras un proceso que sigue en líneas generales el de los anteriores, fue entregado por Francia a las autoridades italianas.
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