Socialistas y comunistas franceses llegan a un acuerdo
El presidente de la República, François Mitterrand, a la vista del resultado de las elecciones legislativas de los próximos días 14 y 21 del mes actual, y teniendo en cuenta los intereses internos y el contexto internacional, decidirá personalmente sobre la oportunidad de contar con ministros comunistas en el Gobierno. Ayer, los dirigentes del PCF y del partido socialista (PS) concluyeron un acuerdo mínimo, puramente electoral, y firmaron un comunicado conjunto, pero no un acuerdo de Gobierno.
Mitterrand, por otra parte, afirma su autoridad preeminente al cortar en seco las dudas y tergiversaciones que venían inspirando, sobre temas importantes, las declaraciones de algunos ministros.El secretario general del PCF, Georges Marchais, y el primer secretario del PS, Lionel Jospin, firmaron ayer un comunicado conjunto, según el cual las dos formaciones de izquierdas se manifiestan dispuestas a «crear las condiciones de la nueva política que desean los franceses». En un primer tiempo, es decir, tras las elecciones legislativas, lo anterior les conduciría a «favorecer la creación de una mayoría coherente y durable». Por otra parte, los dos partidos, según dicta la tradición republicana, se comprometen a retirar cada uno de ellos a sus candidatos peor situados al final de la primera ronda de los comicios.
Discrepancias en torno a las nacionalizaciones
En resumen, los comunistas y socialistas mantienen sus divergencias. en política interior: la extensión de las nacionalizaciones, maximalista por parte del PCF, es el punto de fricción más grave. En política exterior, el PS ha aprobado los acuerdos de Camp David sobre el conflicto árabe-israelí, ha condenado la invasión de Afganistán por los soviéticos, analiza como el resto de Occidente la situación polaca y es partidario de la instalación de los euromisiles si la URSS no retira los misiles SS-20. El PCF, sobre todas estas cuestiones, comparte la posición de la URSS.
Por todo ello, los comunistas no han conseguido el acuerdo de gobierno que ellos deseaban y, consecuentemente, su participación en el Gabinete que se formará una vez conocidos los resultados de las legislativas será decidida entonces por Mitterrand. El PS se ha mostrado firme frente a los comunistas a lo largo de esta negociación. Y antes de contar con ellos para formar Gobierno tendrán que probar con precisión que sus volteretas políticas no forman parte de su estrategia futura. Un patinazo en este terreno desacreditaría a Mitterrand ante la mayor parte de los países occidentales que hoy, antes que ningún otro, se plantean el problema que podrían constituir en un Gobierno francés unos ministros de quienes sospechan Washington y otros miembros de la Alianza Atlántica de submarinos de la Unión Soviética.
La campaña por las legislativas se desarrolla sin grandes emociones. Por un lado, los franceses ya no esperan grandes novedades de una clase política que tampoco desea abusar de su clientela. Por el otro, los sondeos continúan alimentando una atmósfera de plebiscito en favor de los socialistas. Es posible que a última hora no todo sea tan fácil para el PS, pero el corto espacio de tiempo que separa los comicios presidenciales de los legislativos. favorece el clima de euforia mitterrandista. El Gobierno, a su vez, tras haber decretado las primeras medidas sociales, que no pueden más que favorecerle, no ha tenido tiempo de enfrentarse con los problemas de envergadura y, por ello, su posible pasivo aún no existe.
Suspensión provisional de las experiencias nucleares
El ministro de Defensa, Charles Hernu, anunció una suspensión provisional de las experiencias nucleares, para informarse previamente, y la derecha explotó inmediatamente el asunto, en vísperas electorales, al sospechar que esa decisión afectaba a la existencia misma de la fuerza de disuasión francesa. Mitterrand ha decretado la reanudación de esas experiencias en el Pacífico. En este sector, el idilio entre la nueva Administración de izquierdas y el Ejército parece cierto de creer a Hernu, Ante la «lealtad total, el legalismo y la honestidad de los oficiales y suboficiales», el ministro desechó ayer los «comités de soldados» que él defendía cuando se encontraba en la oposición.
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