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Los tres jóvenes muertos en Almería fueron interrogados en lugares ajenos a la Comandancia de la Guardia Civil

El sumario que se sigue por el juez especial Angel Tortosa sobre la muerte de tres jóvenes durante la detención de que fueron objeto por la Guardia Civil de Almería como presuntos terroristas, ha registrado en las últimas horas varios hechos relevantes, que pudieran suponer un cambio radical en el curso de las investigaciones judiciales. Por lo que se refiere al supuesto procesamiento de algunos de los miembros de la Guardia Civil que intervinieron en los sucesos del 10 de mayo, EL PAIS ha podido establecer que esta decisión judicial sólo sería posible una vez que fuera instruido el sumario en curso y siempre por acuerdo de la Audiencia Provincial, de acuerdo con la ley de Policía de 4 de diciembre de 1978, que regula la actuación de los miembros de los Cuerpos de Seguridad del Estado en el desempeño de sus funciones.

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En los últimos días parece cobrar trascendental importancia en la investigación judicial en curso las horas que transcurrieron desde que los tres detenidos, aún con vida, abandonaron la Comandancia de la Guardia Civil de Almería, hasta que el vehículo en el que eran trasladados hacia Madrid cayó por un terraplén en la carretera a Gergal. Estas averiguaciones parecen centrar de manera especial la actuación más reciente de la acusación privada.En este sentido, despierta el interés de la acusación privada la versión obtenida por EL PAIS en medios de absoluta fiabilidad, según la cual, los tres jóvenes habrían sido trasladados desde la Comandancia de la Guardia Civil de Almería, el mismo día de su detención, hasta unas dependencias del mismo cuerpo en las afueras de la ciudad y otros lugares ajenos a la referida Comandancia, donde habrían sido sometidos a un hábil interrogatorio, según expresión textual de la referida fuente, antes de que se produjera el accidente en el que el vehículo en el que eran transportados hasta Madrid resultó incendiado.

Siempre de acuerdo con esta versión, el referido interrogatorio habría tenido efecto en unas dependencias de la Guardia Civil que se conocen con el nombre de Casafuerte, que constituye una especie de fortificación colonial situada al borde del mar, junto a la urbanización Retamar, a unos doce kilómetros de Almería.

Estas dependencias, en la actualidad obsoletas, han sido en tiempo reciente habitáculo de efectivos de la Guardia Civil que efectuaban servicios de vigilancia costera. Constan de una fortificación delimitada por cuatro almenas, en cuyo interior existe una gran nave en la actualidad deshabitada. Junto a la edificación principal existen otras dos menores, prácticamente desmanteladas, una de las cuales al parecer, fue utilizada en su día como caballeriza.

Ante la posibilidad de que estas dependencias -en las que, de acuer do con la referida versión, podrían haber tenido efecto en la noche de los sucesos determinadas acciones de carácter irreversible en sus efectos- pudieran suponer un dato revelador para la instrucción del sumario, el abogado de la acusación particular, Darío Fernández Alvarez, ha confirmado a este periódico que «no considera descartable que en un inmediato plazo sea solicitada al juez la correspondiente inclusión en el sumario de las mismas».

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De otra parte, la misma versión asegura que en los últimos días o, al menos, «muy recientemente» habrían sido efectuadas obras en el interior de la fortificación mencionada. Estas obras habrían afectado al revoque de una pared y al cambio de la cerradura de la puerta principal de acceso a la edificación, que actualmente permanece clausurada.

Esta versión, obtenida por EL PAIS en fuentes de absoluta fiabilidad, ha podido ser también oída por este periódico en medios jurídicos y políticos de Almería, donde, no obstante, se actúa con una exquisita cautela, «conscientes de que lo que está en tela de juicio podría ser instrumentado por determinados intereses por encima de la mera responsabilidad de personas concretas y alcanzar al prestigio y honorabilidad de una institución necesaria e imprescindible para la normalidad democrática».

En las proximidades de Casafuerte, por otra parte, existe otra dependencia, también obsoleta, de la Guardia Civil, consistente en una torre antigua, al lado de la ermita donde se venera la imagen de la patrona de Almería, la Virgen del Mar, en lo que se conoce con el nombre de Torregarcía. A ambos lugares se tiene acceso desde la carretera a Murcia, a través de un camino que el uso habitual ha ido delimitando entre la desértica orografía en esta parte de la costa almeriense, prácticamente aislada de la civilización, salvo por la parte que se le aproxima (aunque los desniveles del suelo lo hacen inaccesible a la vista) de la urbanización Retamar, al borde mismo de la playa.

A este respecto, no obstante, los abogados que llevan la defensa de tres de los miembros de la Guardia Civil mencionados en el sumario han manifestado a EL PAIS que, ante la posibilidad de que en el mismo pudiera ser incluida la oportuna investigación o prueba pericial sobre Casafuerte, «en el sumario está hasta ahora toda la película de los hechos, desde la detención de los tres jóvenes en Roquetas de Mar hasta su fallecimiento».

Abundando al respecto, la referida defensa ha calificado de nuevo infundio cualquier versión sobre los supuestos hechos registrados en la referida Casafuerte, «y todos forman parte de la insidiosa campaña de información que se está desplegando en torno a este caso».

Nuevas revelaciones

Por lo que se refiere a las pruebas periciales y nuevas declaraciones en relación con el sumario, ayer tuvo lugar un nuevo hecho que podría cambiar el curso de las investigaciones, tal como se apunta al principio de esta crónica.

Junto a un hermano de una de las víctimas, Juan Mañas, varios amigos de la familia de este fallecido prestaron declaración ante el juez que instruye el sumario y aportaron pruebas que hacen sostenible la teoría ya expresada por el abogado de la acusación particular, en el sentido de que el vehículo que transportaba a las tres víctimas, en calidad de detenidos, hacia Madrid, podría no haber caído a la cuneta de la carretera de Gergal en la dirección de la marcha, sino que, como dijeron los testigos ayer ante el juez y posteriormente repitieron a este periódico, «cayó de culo».

Mediante planos y manifestaciones sobre el emplazamiento de los restos de cristales del vehículo siniestrado, algunos de ellos con restos de sangre humana, y huellas de pintura del vehículo en las piedras sobre las que se desplazó el mismo en su trayectoria de caída, habría podido establecerse que el recorrido seguido por el Ford Fiesta en el que se conducía a los presuntos terroristas hacia Madrid no se corresponde con la inercia seguida por la velocidad a que marchaba el mismo, que en un principio se estableció en torno a los cuarenta kilómetros por hora.

De acuerdo con estos testimonios, tomados en consideración por el juez y que podrían desembocar en el desmontaje de la caja de cambios del vehículo siniestrado ante la posibilidad de que el mismo se encontrara en punto muerto en el momento de caer por el terraplén, la posición próxima al desmonte en la que apareció el coche, así como el desplazamiento hacia atrás de la atomización de cristales presumiblemente des prendidos en su caída, parece indicar que el vehículo no

Las investigaciones difieren de la investigación oficial

habría caído a la cuneta siguiendo la dirección de su marcha, sino que habría sido desplazado en dirección contraria hasta «caer de culo», como gráficamente manifestaron los testigos.Otro elemento nuevo en la investigación lo constituye la aportación efectuada ayer por los referidos testigos de cinco balas encontradas en las proximidades del coche y tres casquillos recogidos por ellos mismos el lunes día 11, es decir, dos días después de ocurrido el accidente. Los casquillos, según los testigos, fueron recogidos de la carretera por la que circulaba el vehículo, lo que hace suponer que habrían sido disparados desde la misma.

Sin embargo, esta posibilidad discrepa de la afirmación gubernamental ante el Congreso, en base a la investigación de la propia Guardia Civil, en el sentido de que el fuego efectuado por los miembros de la Benemérita sobre el vehículo tuvo lugar una vez que éste quedó a la deriva, al ser abandonado por los dos números de la Guardia Civil que viajaban delante, que trataban de repeler la presunta agresión de que eran objeto por parte de los detenidos. Ante la suma de nuevos indicios en la investigación judicial, a los que se une la aportación hecha también por los referidos testigos -entre los que figuran, además de un hermano de Juan Mañas, Antonio, varios amigos de la familia que con él se trasladaron a la carretera de Gergal el pasado día 11, tales como María Pérez Flores; su marido, José Díaz Mañas, y Fausto Pardo Felices-, y que se refieren a restos humanos encontrados frente al vehículo siniestrado, la acusación particular considera como muy posible que se proceda a la exhumación de los cadáveres para conocer el estado de los mismos y poder establecer conclusiones adicionales médico-legales.

Asimismo, se están llevando a cabo pruebas periciales de balística y otras de la más sofisticada precisión técnica, tal como el informe solicitado por el juez al Instituto Meteorológico para que establezca la velocidad del viento en la zona y durante el tiempo en que tuvo lugar el accidente sufrido por el Ford Fiesta en el que viajaban las tres víctimas, con el fin de averiguar la influencia del aire en el empuje sufrido por el coche en su caída a la cuneta y posterior incendio.

Ante el nuevo curso que parece tomar el sumario, se considera seguro que habrán de pasar aún varios días -nadie quiere aventurar cuántos, aunque las partes interesadas en el mismo se muestran partidarias de acelerarlo al máximo- hasta su culminación y posterior presentación ante la Audiencia Provincial de Almería.

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