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Las negociaciones se retrasarán otros cuatro meses a la espera de una decisión del Consejo Europeo

Las negociaciones para el ingreso de España en las Comunidades Europeas sufrirán un nuevo retraso de cuatro o cinco meses, a la espera de que el Consejo Europeo (reunión de los jefes de Estado y de Gobierno comunitarios) se pronuncie de una manera definitiva sobre los problemas políticos y económicos que amenazan hoy la cohesión interna de la propia CEE, ampliación de la Comunidad aquí incluida. Esta afirmación fue hecha en la tarde de ayer por el ministro de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez-Llorca, al término del almuerzo que ofreció en el palacio de Viana al vicepresidente de la Comisión Europea, Lorenzo Natali.

Esta es la información política más interesante que se desprende de la visita a Madrid del vicepresidente Natali, quien presidió en la mañana de ayer la inauguración de la oficina de información de la CEE en España, y que en las últimas horas ha conversado con el presidente Calvo Sotelo, el líder socialista Felipe González, con los ministros Pérez-Llorca, Bayón y Lamo de Espinosa, y con el presidente de la CEOE, Carlos Ferrer Salat.De todas estas conversaciones se desprenden las siguientes conclusiones en las relaciones hispano-comunitarias: habrá que esperar a noviembre para reanudar la negociación; la debilidad democrática española se empieza a considerar un problema más para el acercamiento hispano a la CEE; el Gobierno y la oposición española lanzarán una ofensiva política y diplomática en septiembre próximo para forzar el definitivo acercamiento de España a las Comunidades, y los medios económicos y empresariales de la Península temen, en las circunstancias actuales políticas y económicas, una negociación entreguista y generosa ante los funcionarios comunitarios.

En público, en el curso de la conferencia de Prensa que ofreció por la mañana, el vicepresidente Natali se declaró bastante optimista sobre el futuro inmediato de las negociaciones hispano-comunitarias. Dijo que antes del próximo día 30 de junio la Comisión habrá elevado al Consejo Europeo o al Consejo de Ministros de los diez sus conclusiones sobre las reformas de las políticas agrícola y presupuestaria de la CEE, que, como matizó el propio Natal¡, incluyen y confirman un serio debate político en el que la cohesión de las Comunidades y su futuro político están en juego.

El vicepresidente-comisario no descarta la posibilidad de que los días 29 y 30 de junio el Consejo Europeo debata o analice los problemas internos de la CEE, e incluso el problema de la segunda ampliación de la Comunidad, España aquí incluida. Si esto ocurre, y mientras los diez asimilan las nuevas fórmulas o adaptaciones presupuestarias y agrícolas, la negociación hispana podría arrancar sobre la amplia base de las propuestas agrícolas de la Comisión, paralelamente al debate interno comunitario. «Una cosa no debe bloquear la otra», dice Natali en público, y justifica el bloqueo actual afirmando que hasta hace poco la Comisión no tenía ultimadas sus propuestas agrícolas.

El vicepresidente Natali, persona favorable a la pronta adhesión de España, ha relatado casi el cuento de la lechera sobre el horizonte inmediato de las relaciones España-CEE. Lo ha hecho, con lógico optimismo, sobre la hipótesis más favorable, al menos ante la Prensa. Luego, en privado, en los diálogos políticos no ha excluido otros desenlaces o derroteros para esta relación transpirenaica, hoy día bloqueada a petición de Francia y con el apoyo del resto de la CEE.

Según fuentes muy dignas de crédito, Natali no ha ocultado a sus interlocutores privilegiados la preocupación de la Comisión Europea sobre la crisis interna de la Comunidad y las numerosas incógnitas que se abren ante el relevo importante realizado en la presidencia francesa. Asimismo, el vicepresidente ha señalado que Francia, de momento y a la espera de sus elecciones legislativas, ha solicitado un impasse, o tiempo muerto, en el debate intracomunitario -y, por supuesto, en la cuestión hispana-, a la espera de que Mitterrand pueda formar Gobierno con una mayoría parlamentaría estable, lo que nos llega al retraso, como lo confirmó Pérez-Llorca, al mes de octubre o noviembre, para que el Consejo Europeo decida de una vez qué hace con sus problemas internos y con las negociaciones pendientes.

Democracia amenazada

Asimismo, Natali parece se consciente de que el entusiasmo de apoyo democrático a España de los diez, tras el intento de golpe de Estado del pasado 23 de febrero, tuvo más de solidaridad impulsiva de los europeos que de decisión fría y meditada. El interrogante de si es conveniente incluir en la CEE una España con democracia vigilada o amenazada parece circular con discreción Y asiduidad en las cancillerías europeas, y, en medios próximos a la Comisión, casi se aconseja a los españoles que no abusen del arouraento de que España debe entrar rápidamente en la CEE para consolidar su democracia, por que ello puede tener efectos con trarios. «Los enfermos no están para muchos viajes», se dice, y se añade que no hay ninguna necesidad de airear mañana, tarde y noche las debilidades propias porque asustarán a la parte contraria o, en el mejor de los casos, servirá a los duros negociadores comunitarios para imponer más fácilmente sus condiciones a los españoles.

Para contrarrestar dudas y retrasos, en medios próximos al vicepresidente Natal¡ se afirma que el político italiano habría aconsejado al presidente CalvoSotelo y al líder de la oposicion, Felipe González, que organicen para el próximo mes de septiembre, en vísperas de la reunión clave del Consejo Europeo, una ofensiva política y diplomática frente a los Gobiernos y los partidos políticos de los países comunitarios («Si conseguimos el apoyo de socialdemócratas y democristianos europeos será fácil progresar», diría ayer sobre esta cuestión Felipe González) para conseguir que las conversaciones de adhesión Madrid-Bruselas se reanuden en sus capítulos claves (agricultura, desarme industrial libre circulación de trabajadores pesca, etcétera). Ello, aunque ahora se perdieran cuatro o cinco meses, permitiría el mantenimiento del calendario negociador y cumplir, como lo afirmó Natali ante la Prensa, el proyecto de que España sea país miembro de pleno derecho en 1984.

Debilidad negociadora

¿Cómo negociar? Desde luego la débil posición política e no la no parece infundir a los negociadores hispanos muchos ánimos para enfrentarse con dureza a la parte contraria. Ya empiezan a flaquear las fuerzas frente a los embates británicos y de otros países de la CEE que pretenden que España acepte la reforma del acuerdo comercial preferencial hispano-comunitario, vigente desde 1970, eliminando su sistema de ayudas a la exportación y excepciones fiscales. El propio Natali confirmó ayer que esta presión de Londres y de otras capitales existe y crece sobre España. No recordó, por el contrario, que dicho acuerdo aún no ha sido adaptado por la CEE en su capítulo agrícola (desde 1973), lo que coloca a España en discriminada inferioridad frente a las exportaciones de agrios y de otros productos del sur mediterráneo.

El tema de la debilidad constituyó, por otra parte, el núcleo de la conversación que Natafi mantuvo con el presidente de la CEOE, Ferrer Salat, por la tarde.

Ferrer Salat señaló, ante su encuentro con Natali, que la CEOE considera muy poco aceptable la perspectiva negociadora industrial y que, en breve, hará público un documento comparativo y por sectores de los enormes problemas que causará a la empresa hispana una apresurada y no controlada adhesión.

Por último, hay que señalar que el vicepresidente Natali viajará hoy a Palma de Mallorca para participar en los debates que el congreso de antiguos alumnos en prácticas en la CEE celebrará sobre el tema de la segunda ampliación de las Comunidades. El lunes, Natali y sus colaboradores volverán a Madrid para participar en la reunión del comité mixto Parlamento Europeo-Parlamento español, que también debatirá los problemas de la negociación hispano-comunitaria.

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