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Moscú y Washington desconfían del recientemente creado Consejo de Cooperación del Golfo

El recién creado Consejo de Cooperación del Golfo (CCG),una organización regional de seis países árabes ribereños del golfo Pérsico, ha levantado recelos no sólo en la Unión Soviética y en los Estados árabes y musulmanes más radicales, sino también en Estados Unidos

La solemne creación de este Consejo en la cumbre de Abu Dabi por los jefes de Estado de Arabia Saudi, Omán, Ku wait, Qatar, Bahrain y los Emiratos Arabes Unidos, coincidió con la visita oficial a Moscú del rey Hussein de Jordania, quien ha recibido favorablemente la propuesta de una conferencia internacional sobre Oriente Próximo hecha hace unos meses por Breznev. La URSS ha criticado la formación del CCG, al que califica de alianza militar.De acuerdo con fuentes diplomáticas occidentales, en Washington no desborda precisamente el optimismo ante la formación de la nueva alianza regional que encabeza Arabia Saudí. El llamamiento a la retirada de fuerzas extranjeras y a la no injerencia de países ajenos al área en el golfo Pérsico hecho en el comunicado final de la cumbre de Abu Dabi se interpreta en círculos norteamericanos como un deslizamiento hacia posiciones neutrales de los países del golfo, que se consideraban como claros aliados.

Aunque nadie duda de la tendencia prooccidental de los soberanos del petróleo, este deslizamiento, supone un contratiempo para los planes de Reagan y Margaret Thatcher de establecer una serie de bases en la región y de mantener un contingente naval aliado de importancia para defender la ruta del petróleo y la seguridad de los pozos que abastecen a las economías occidentales.

Por otra parte, sectores del mundo árabe y musulmán han mirado con abierta desconfianza la formación del CCG. Para algunos, se trata de un club de ricos, que ahondará las diferencias económicas entre el mundo árabe. Otros piensan que la creación del CCG supone en la práctica una debilitación de la Liga Arabe, formada por veintiún Estados, lo que niegan vehementemente los seis países miembros del Consejo.

Más acertada parece la tesis de que, además de los fines de cooperación anunciados y del embrión de una alianza militar para garantizar la seguridad interior y exterior del área, los seis líderes del golfo quieren formar un frente moderado que actúe no sólo dentro de la Liga Arabe, sino también en la OPEP, la Conferencia Islámica, el grupo de los no alineados y las Naciones Unidas, para hacer frente a otros países hermanos, radicales.

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