Los congresos de Comisiones Obreras de Euskadi y Sevilla, bajo las tensiones internas del sindicato

En dos congresos de CC OO, celebrados uno en Sevilla y otro en Sestao, se han puesto de manifiesto las tensiones que la central comunista viene arrastrando. Frente a la línea oficial, defendida por los órganos de dirección del sindicato, el llamado sector critico trata de ganar puestos que le permitan defender desde dentro sus postulados y la renovación de la central sindical. En el caso de Euskadi, el sector del Movimiento Comunista ha quedado eliminado de los órganos de dirección. En el de Sevilla, aunque ambas candidaturas contaban con militantes comunistas, la lista oficial alcanzó, por muy pocos votos, el triunfo.

La eliminación definitiva de la corriente EMK de los órganos de dirección, y la relativa renuncia por parte del Ramado sector renovador a dar la batalla en los temas fundamentales en debate fueron las dos características del segundo congreso de CC OO de Euskadi, celebrado a partir del viernes último en Sestao y clausurado el domingo con la reelección de Tomás Tueros como secretario general, informa Patxo Unzueta.

Marcelino Camacho había advertido ya en el acto de apertura que sería un congreso «no de cambios, sino de consolidación organizativa». Esta consolidación que, según Tueros, consagra definitivamente la transformación, que, según Tueros, consagra los últimos años del franquismo y primeros de la transición, en el sindicato-organización de hoy, se ha traducido. fundamentalmente en la eliminación del sector identificado políticamente con las posiciones del Movimiento Comunista de Euskadi (EMK). Este sector, que en alianza con otras corrientes radicales, y en particular la LCR, llegó a contar con un peso organizativo dentro de CC OO similar al del PCE en los años 1974-1977, se ha caracterizado últimamente por una línea de luchas ejemplares muy radicales, que en varias ocasiones (Nervacero, Olarra) se han zanjado con la expulsión de la sección sindical correspondiente de sus líderes más significativos.

Para asegurar esa eliminación, el sector mayoritario introdujo en el reglamento del congreso una cláusula por la que se suspendía la norma estatutaria que garantiza la presencia proporciona¡ en los órganos de dirección de las corrientes que cuenten con más del 10% de los delegados. Los resultados de la votación sobre esta cláusula (99 a favor, 52 en contra y 18 abstenciones) mostraron ya la que había de ser tónica general del congreso: el carácter minoritario de la corriente EMK-LKI, cuyas enmiendas fueron sistemáticamente rechazadas, y la pasividad de la corriente identificada con el sector renovador o nacionalista del Partido Comunista de Euskadi, que prefirió incidir a base de presiones indirectas, negociaciones y enmiendas, pero sin llegar a votar en ningún momento contra los planteamientos. fundamentales del sector tradicional.

Así las cosas, las propuestas de resolución presentadas por la dirección (informe político, acción sindical, estatutos, finanzas) pasaron sin dificultad, mientras que la oposición, reducida a los delegados de EMK y LKI, obtenía cada vez alrededor del 20% de los votos. A la hora de presentar las candidaturas se produjo el debate sobre la democracia interna y los derechos de las minorías. Unos veinticinco delegados, todos ellos de la corriente EMK, abandonaron la sala gritando «Libertad de expresión» cuando se ratificó la imposibilidad no ya de presentar listas alternativas, sino ni siquiera de defender ante el pleno las opiniones contrarias a la aceptación de ese sistema de elección.

Tras esta reacción, que provocó momentos de cierta tensión, el sector «renovador» presionó para que la norma no se aplicase a la elección de los delegados al congreso confederal. De esta manera, la corriente LKI -que contaba con una treintena de delegados- pudo presentar una lista alternativa, de la que serían elegidos sus tres primeros nombres. Uno de ellos sería finalmente incluido también en la nueva ejecutiva, el resto de cuyos veintitrés componentes pertenece ahora a la corriente mayoritaria, identificada con el partido comunista.

Sevilla: dos listas alternativas

José Antonio Nieto, miembro del Comité Central del PCE, fue reelegido el domingo secretario provincial de Comisiones Obreras de Sevilla, al término del tercer congreso de esta organización, aunque solamente obtuvo veintiocho votos más que el candidato de la lista alternativa, Pedro Andrés González, también militante comunista, según informa José Aguilar.

Mientras que las tesis del congreso estatal de CC OO fueron aprobadas sin dificultad, los delegados se dividieron en dos bloques contrapuestos, aglutinados en torno a una lista oficial, que resultó triunfadora, con 163 votos, y otra de carácter crítico, autoconsiderada como más pluralista y defensora de una mayor democracia interna y libertad de expresión en el sindicato. Esta lista consiguió 135 votos.

Lo significativo es que en ambas candidaturas figuraban destacados militantes del PCE, lo que no puede explicarse más que como reflejo de las tensiones internas existentes en el PCE sevillano, de las que EL PAIS se ha hecho eco en reiteradas ocasiones. Según un autorizado dirigente de CC OO, «los que perdieron el reciente congreso del partido han ganado ahora el del sindicato».