El desaprovechamiento del hospital Ramón y Cajal supuso una pérdida de 920 millones de pesetas en 1979
La falta de aprovechamiento del Centro Especial Ramón y Cajal, también conocido como Piramidón, le costó al hospital, en 1979, unos 920 millones de pesetas, según cifras recogidas en una auditoría encargada por el Ministerio de Sanidad a la que tuvo acceso la agencia Efe. En la auditoría se señala que los quirófanos actúan al 35,2% de su capacidad, que las unidades de cuidados intensivos están mal rentabilizadas, que algunos departamentos, como el de cirugía plástica, tienen escandalosas asignaciones, mientras otros, como los de oftalmología y medicina preventiva, están muy mal dotados y que, no obstante, la calidad de asistencia de este centro -uno de los mejores del país- mantiene niveles adecuados.
La auditoría ha sido elaborada por el equipo número 6 de inspección sanitaria del Insalud, por encargo de la Subdirección General de Inspección, y coordinada por el doctor Ruiz Hernández, jefe de Inspección de Instituciones Cerradas. Consta de 586 páginas, en las que se detalla la situación del centro sanitario.En el informe se asegura que el rendimiento medio de los facultativos del hospital en su actividad asistencial es del 37,7%, en función de la disponibilidad máxima del tiempo. En este cómputo no se ha recogido la actividad docente, de investigación o mixta. Pese a ello, los autores del informe indican que la calidad asistencial de la atención que reciben los pacientes «parece mantener niveles adecuados, a que no se han observado anomalías destacables que incidan de manera importante en este aspecto».
La auditoría añade que un 30% del personal no está utilizado sobre el máximo posible, y que supone una reserva de actividad mal aprovechada en este momento. «Dado que hay parcelas de equipamiento mal utilizadas», dice textualmente, «parece que no debiera haber ningún obstáculo para mejorar la rentabilidad del personal. Este es un objetivo altamente prioritario por cuanto que en 1979 ese 30% desaprovechado supuso un coste de 920 millones de pesetas».
Al entrar en materias concretas, el informe indica que las unidades de enfermería abiertas podrían estar mejor rentabilizadas mediante una adecuada regulación de las estancias, ya que éstas, en general, son demasiado prolongadas.
Respecto a los quirófanos del Piramidón, los que están en funcionamiento tienen una utilización del 35,2% de su capacidad. Los autores de la auditoría sugieren que el rendimiento adecuado de este área puede conseguirse mejorando la ocupación y distribución del personal de enfermería, de los facultativos y de las camas.
Las unidades de cuidados intensivos alcanzan un rendimiento del 47,4%, superior al de otras zonas del centro, aunque tampoco llegan a dar un resultado acorde con su capacidad. Aunque la estancia media es razonable, la ocupación es baja. Una política de concentración de unidades -se afirma en el informe- permitiría atender el mismo número de pacientes que en la actualidad con trece camas menos de las que ahora hay.
En enfermería se detectan desequilibrios estructurales, ya que, aunque las posibilidades globales del centro son suficientes, la realidad diaria evidencia una situación de estrechez en áreas fundamentales, corno la de hospitalización. La mencionada estrechez constituye importantes cuellos de botella que dificultan una correcta evaluación de los rendimientos.
En cuanto a la situación de radiología, se hace necesaria una remodelación conceptual y organizativa -siempre según la auditoría- que podría encajar en la remodelación del centro.
En las conclusiones finales obtenidas por los inspectores, se asegura que es necesaria una redefinición de la función, y a partir de ahí, montar la estrategia de remodelación de espacios, equipos, personal y equipo de gestión con criterios únicos.
Igualmente, los inspectores aconsejan que debe reconsiderarse la situación organizativa de los laboratorios periféricos, ya que ahora se permite la realización de técnicas paralelas, la duplicación de exploraciones y disminuyen los óptimos de aprovechamiento del personal y de los equipos.
La utilización del material no utilizable es excesiva, y urge la adopción de medidas para terminar con esta situación. Se trataría de una fácil solución, por cuanto -indica la auditoría- muchos responsables de servicios están dispuestos a proporcionar una relación del material retirable.
La distribución de espacios para los distintos servicios médicos es totalmente desacertada. Mientras que algunos servicios, como oftalmología y medicina preventiva, tienen unos reducidísimos espacios, hay otros que ocupan emplazamientos desmesurados. «Existe una asignación y distribución de espacios escandalosa», dice textualmente el informe, «en relación de unos servicios con otros. Los niveles de aprovechamiento de cada servicio son desiguales, lo que evidencia la influencia en este capítulo de la personalidad de sus gestores».
El estudio ha sido realizado durante los meses de octubre, noviembre y parte de diciembre del pasado año y en enero de 1981. El objetivo del mismo ha sido establecer los niveles de utilización de los recursos, disponibles del centro, especialmente los de personal. En la evaluación de rendimientos se han analizado los tiempos, ya que se ha considerado que el personal es el elemento fundamental de la dotación del centro y el que recoge más del 70% del presupuesto.
En el capítulo de resultados generales se indica que el informe ha tenido «un objetivo descriptivo sin más intención de aclarar responsabilidades personales que las que se evidencien en cada caso».
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