Mala enseñanza
A causa de las vacaciones escolares de estos días se han hecho toda clase de comentarios sobre las molestias que causan a las familias los niños que tienen una semana de descanso, al margen del resto de la sociedad laboral, o más concretamente, de sus propios padres.Deducir de esto que las vacacio nes escolares de estos días son excesivas me parece incorrecto. Pretender, como dicen otros, que un niño de seis, siete u ocho años se tenga que someter al horario laboral de la población activa, aparte de una aberracción pedagógica, es el indicador más claro del concepto subyacente de escuela que predomina en la sociedad española. Es decir, la escuela, según esta mentalidad, es preferentemente una guardería cuya función es tener a los niños recogidos para que no den guerra. No importa la capacidad de trabajo que puede tener un niño, ni la necesaria periodización de tiempos de descanso. No, lo que importa es la molestia que causan, la guerra que dan.
Las vacaciones escolares lo que ponen en evidencia es la falta de lugares y zonas de recreo en las grandes ciudades; la ausencia de centros culturales para actividades extraescolares, y, en numerosos casos, el aburrimiento y la insatisfacción que el propio trabajo produce a los mayores. Lo que muchos padres tendrían que reivindicar no es que sus hijos se sometan a esta sociedad de horario y reglamentos asfixiantes, sino un aumento de sus propias vacaciones, pues con la población activa en paro forzoso, seguramente con un mejor reparto del trabajo aumentaría el descanso para todos.
Por otra parte, la respuesta de algunos cuando dicen que sus hijos se aburren para tratar de justificar la necesidad de la reducción de las vacaciones escolares, me parece tristísimo. Y sí es verdad, me parece aún más penoso que un niño se
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Mala enseñanza
Viene de página 11aburra si no está en el colegio seis horas diarias.
Para hacer una crítica del sistema educativo creo que hay que entrar por otras cuestiones. Es absurdo que un niño de seis años, que empieza la escolarización obligatoria, tenga en los períodos lectivos el mismo horario que uno de catorce que está terminándola. Es absurdo que no exista un sistema de promoción para el profesorado de EGB que continúa estudiando. Es aberrante que un profesor que lleve cinco, diez, quince o más años dando una materia en un colegio, por el hecho de trasladarse o otro le cambien, no ya de especialidad, sino que por los caprichos de la legislación actual, un profesor puede llevar veinte años enseñando física, matemáticas, historia contemporánea en octavo y pasar a otro colegio a enseñar a leer, reúna o no la preparación o experiencia adecuada.
Es indignante que a un niño de octavo, por no cumplir los catorce años en el año que los cursa, se le obligue a repetir y se le tenga que engañar, para que no se desinterese a mitad de curso.
Y es ridículo que cuando un profesor aconseja la repetición a un alumno que, evidentemente, se ve que no puede seguir el curso, por motivos que pueden ir desde la enfermedad hasta la maduración lenta en su capacidad intelectual, etcétera, es ridículo que no signifique nada el criterio del profesor.
Y para terminar, es un desastre el cambio continuo de programas, ciclos, falta de laboratorios, patios que se van convirtiendo en aulas prefabricadas, y profesores a los que llegan reformas o amenazas de cambios en programas, sin preocuparse de la necesaria adaptación que el personal docente necesita. Esto no contribuyen más que a deteriorar día a día el sistema educativo.
Si aun con este panorama los niños se lo pasan mejor en el colegio que de vacaciones, es para ponerse a llorar./
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