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Con el acuerdo sobre el empleo entre Fomento y UGT fracasa el intento de un fondo de ocupación catalán

Con la firma de un acuerdo sobre empleo entre UGT y Fomento del Trabajo Nacional -principal patronal catalana- puede darse por fracasado el intento de la Generalidad de Cataluña de crear un fondo de ocupación catalán. Durante largos meses este proyecto -que recibió el nombre de plan Rigol en base al apellido del consejero de Trabajo- constituyó una de las principales iniciativas de la Generalidad. Su finalidad última era crear un marco catalán de relaciones laborales. Este fracaso es posiblemente el mayor revés político sufrido dentro de Cataluña por la Generalidad.

El texto del acuerdo entre UGT y Fomento fue obtenido ayer por este diario. Su preámbulo indica que «las medidas concretas que se proponen no van a resolverlo por sí mismas» (el problema del empleo). El acuerdo es de naturaleza contractual y puede afirmarse ya desde ahora que su resultado práctico será nulo, excepto el ya indicado de dar al traste con el proyecto de la Generalidad. En efecto, UGT cuenta con sólo un 26% de delegados sindicales en Cataluña -contra 36% de CC OO-, con lo cual el acuerdo carece de toda posibilidad de convertirse en obligatorio. Por otro lado, su contenido es meramente enunciativo y genérico: mejora de los servicios del Instituto Nacional de Empleo, control del fraude, pluriempleo, horas extraordinarias, expedientes de regulación de empleo, jubilación, etcétera.El documento se refiere repetidamente al antiguo acuerdo-marco interconfederal. Destaca también el papel que debe ocupar la Administración central, mientras que el de la Generalidad queda muy marginado. Señala el documento la presunta existencia de «duplicidad», en las competencias autonómicas y centrales y solicita al respecto «clarificación».

Un dirigente de UGT, que facilitó el texto del acuerdo, formuló consideraciones críticas al mismo e indicó que «su firma por UGT constituye una maniobra de un sector sindical dirigente en Cataluña para propiciar posiciones antiunitarias (con respecto a CC OO) a nivel estatal, en contra de lo hasta ahora defendido por Nicolás Redondo». La fuente de UGT señaló «la contradicción existente entre la actitud de los dirigentes ugetistas de Cataluña y las orientaciones de la ejecutiva confederal, cuyo secretario de Prensa declaró el deseo de UGT de no marginar a CC OO de ninguna negociación global sobre empleo, que es precisamente lo que se ha hecho en Cataluña, en contra, además, de la autonomía política catalana, que todo ugetista tendría que defender».

El portavoz de la Comisión Obrera Nacional de Cataluña indicó que «ni tan siquiera discutiremos la posibilidad de adherirnos a este acuerdo, que consideramos un golpe bajo en contra de la autónoma catalana y de la unidad sindical. Sin nosotros este acuerdo es un simple papel mojado, carente de efectividad. Nosotros estamos por el plan Rigol con algunas condiciones y totalmente en contra de aptitudes anticatalanas y antiunitarias. El acuerdo no tiene nada de catalán, podía perfectamente haber sido firmado en Madrid».

El plan Rigol fue revelado por este diario en julio de 1980. Admitió fuertes comparaciones con el denominado plan Meidner de Suecia y con el italiano de solidaridad con el Mezzogiorno. Se debía financiar en base a la aportación del 1% de la masa salarial catalana (medio por ciento por parte de los trabajadores y el otro medio por los empresarios).

En el proyecto de presupuesto de la Generalidad presentado al Parlamento catalán por el Gobierno autonómico figuraba una partida de doscientos millones de pesetas para el fondo de ocupación previsto en el plan Rigol. Pero los centristas catalanes de UCD amenazaron con una enmienda a la totalidad del presupuesto si dicha partida no era retirada. El gobierno autónomo cedió.

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