El PNV disuelve la comisión para la defensa de Guernica y su entorno

Con el exclusivo apoyo de los votos del PNV y la oposición de todos los demás grupos, las Juntas Generales de Vizcaya acordaron disolver la comisión creada hace cinco meses sobre Guernica y su entorno, encargada de la realización de un plan destinado a la creación en la villa bombardeada por los nazis en 1937 de un complejo histórico-cultural capaz de acoger en su día el Guernica, de Picasso.La primera concreción del plan elaborado por la comisión fue la convocatoria de un concurso de ideas. Hasta el momento, cerca de un centenar de arquitectos de todo el mundo han enviado sus proyectos. Para la constitución del jurado se cuenta con el compromiso de personalidades de talla internacional, como los arquitectos Samoni, Oriol Bohígas, Fullaondo y Peña Gan.chegui; el escultor Chillida y el antropólogo Julio Caro Baroja. Dada la calidad de los proyectos recibidos, la comisión había iniciado gestiones para la exposición de los mismos en diversos museos.

Aunque centrado en torno al edificio capaz de albergar al Guernica, el plan contemplaba toda una serie de iniciativas tendentes a la -potenciación de la villa foral como eje de un movimiento de renacimiento cultural vasco. Implicaba, por ello, la adquisición por los poderes públicos de determinados edificios con valor histórico y el control de las edificaciones que se realizasen en el entorno para no romper la armonía del conjunto.

«Sorpresivamente », según la expresión empleada por el socialista Ignacio Ipiña, presidente de la comisión Guernica y su entorno, el PNV presentó hace diez días una moción en la que proponía la disolución de dicha comisión «por haberse cumplido los fines para los que fue creada». Esa sorpresa fue tanto mayor por cuanto nunca desde el inicio de la institucionalización autonómica se había logrado la unanimidad de todos los grupos conseguida por esta iniciativa. (Hasta el punto de que, excepcionalmente, un juntero elegido en las listas de Herri Batasuna participó en las sesiones de la comisión, junto con los representantes del PNV, PSOE, EE, UCD y PC.)

Previamente al pleno de las Juntas en que debía votarse sobre la propuesta nacionalista, Ipiña denunció el hecho ante la Prensa, atribuyendo la responsabilidad última del giro dado por el PNV a la existencia de «intereses económicos muy concretos ligados a la especulación de terrenos en la zona».

El portavoz nacionalista, en la defensa de su moción por disolución, emplazó a Ipiña a presentar pruebas de sus acusaciones y argumentó su posición en base a la conveniencia de que, una vez convocado el concurso, sea la Diputación Foral que jurídicamente es el órgano ejecutivo de las Juntas quien haga realidad el proyecto. La propuesta nacionalista admitía, sin embargo, que el «seguimiento político» del tema fuera competencia del pleno de las juntas -que se celebra cada seis meses-, siendo su comisión permanente quien designaría a los miembros del tribunal.

Los argumentos nacionalistas no convencieron a la oposición, que votó en bloque contra la moción, lo que no impidió que ésta progresase por 36 votos a favor por veintitrés en contra.