Bruce Springsteen viene por fin a España

Bruce Springsteen actuará en España el día 21. A la vuelta de Semana Santa el palacio de los deportes de Montjuich, en Barcelona, tendrá ocasión de comprobar la verdad o la mentira de unos de los pocos mitos que (para bien o para mal) le van quedando al rock. Por lo que se sabe, y mientras las entradas siguen a la venta, las movilizaciones se suceden por toda la Península. Así, se están preparando autobuses desde Murcia, Alicante, Zaragoza, Bilbao y, por supuesto, Madrid.

Springsteen, en esta gira europea, recorrerá, además, la República Federal de Alemania, Francia, Austria, Bélgica, Holanda, Suecia, Noruega e Inglaterra. Todo esto después de haber realizado una agotadora gira americana que le llevó a posponer varios de los conciertos europeos a causa del agotamiento producido por las actuaciones. Y es que se lo monta fuerte.

"Futuro del rock"

Curiosamente, desde que comenzó su carrera, hace ya tiempo, este hombre de 31 años, nacido cerca de Nueva York, fue valorado mucho antes por la crítica, e incluso por la industria, que por el gran público. Con motivo de un concierto, el crítico Jon Landau, que después sería su productor y manager, escribió en 1974 una de las frases más lapidarias que puedan concebirse: «He visto el futuro del rock and roll, y se llama Bruce Springsteen».Sobre esta base algo hiperbólica se lanzó, en 1975, su tercer album Born to Run, en el que Springsteen invocaba los espíritus de Dylan, Phil Spector y Barry McGuire para hacer su propio trabajo. Un trabajo que hablaba de la ciudad con acentos terriblemente dramáticos y auxiliado por un grupo tremendo en el cual resulta imposible destacar a nadie, porque todos son buenísimos: The E-Street Band.

La verdad es que Springsteen no era el futuro del rock and roll, pero sí una de las pocas personas que han sabido devolverle la intensidad y la fiereza que perdió durante gran parte de la década de los setenta. Su mayor problema (aparte de tener que luchar con un lanzamiento exagerado) residió en tener que cubrir unas expectativas que en plena era puny le situaban por encima del bien y del mal, que esperaban una especie de biblia de la calle, un himno cada vez más definitivo de la frustración y la rabia cotidiana. Después de un largo parto surgió, en 1980, The River, el álbum que probablemente mejores y más encendidas críticas haya recibido en los últimos tiempos. Un elepé que se encuentra en ese punto algo melodramático que sólo Sprigsteen sabe manejar para convertirlo en trágico. Sus actuaciones son verdaderas experiencias, y en Montjuich caben 8.000 personas. No creo que salgan defraudadas.